Un nuevo escándalo sexual crea más problemas de credibilidad a Major
El Gobierno de John Major, asediado por múltiples escándalos, sufrió ayer un nuevo contratiempo al anunciar Hartley Booth su dimisión como secretario de un alto cargo del Foreign Office. A Booth, diputado conservador de 47 años, casado y con tres hijos, la prensa le ha descubierto un romance con una mujer de 22. El dimisionario sucedió a Margaret Thatcher en la circunscripción londinense de Finchley cuando la ex primera ministra pasó a la Cámara de los Lores.
Booth negó haber mantenido una inadecuada conducta sexual aunque anunció que iba a dimitir como secretario privado de un responsable del Foreign Office después de que ayer la prensa revelara con lujo de detalles su relación con Emily Barr, que trabajaba en la Cámara de los Comunes y antes posó desnuda como modelo.El político tory, que también es un predicador metodista, reconoció haberse sentido atraído por la "sexy y fascinante" joven. "Hice lo que hay que hacer con mi mujer, quererla, durante muchos años", declaró Booth en The Sunday Mirror, el periódico que descubrió la historia. "Luego llegué al Parlamento y Emily me dejó patidifuso. La quería".
El dimisionario reconoció haber mentido cuando en una primera reacción dijo que lo que le había unido a Barr era una relación platónica, pero ayer reconocía que se trato de una pasión en toda la regla, aunque dijo que está acabada.
Este incidente deja aún más en evidencia la cruzada moral emprendida por el primer ministro británico, muy dañada por la muerte accidental hace diez días de Stephen Milligan, otro parlamentario conservador que pereció en una rebuscada sesión erótica. La oposición laborista pregona que los 15 años de los tories en el poder están marcados por la sordidez y la decadencia.
Major, con una popularidad hundida e inmerso en extenuantes esfuerzos para conservar el control del partido, anunció hace diez días que no tendría compasión si trascendían más revelaciones sobre conductas inadecuadas
Los ministros están intentado rebajar los daños causados por este asunto y acusan a la prensa de haber emprendido una caza de brujas anticonservadora.
En enero dimitió un secretario de Estado tras reconocer que era padre ilegítimo de una criatura y luego otro tras el suicidio de su esposa cuando se enteró que la engañaba con otra mujer.
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