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GUERRA EN LOS BALCANES

Miles de personas llenan las calles de Sarajevo en el primer día pacífico tras 22 meses de guerra

ENVIADO ESPECIAL Nadie en Sarajevo habría pensado hace una semana, cuando una granada mató a 68 personas en el mercado central, que los musulmanes, que habitan mayoritariamente esta ciudad, iban a poder empezar en una paz relativa su mes sagrado del Ramadán. Ayer, la gente se lanzó a las calles al amparo del respeto del alto el fuego en la capital de Bosnia. Los cascos azules de la Fuerza de Protección de las Naciones Unidas (Unprofor), que continúan desplegándose por el noroeste de la ciudad, han comenzado a restaurar el suministro eléctrico en algunas zonas.

Ajenos a la escalada diplomática con su ciudad como pretexto, al correr del reloj de la anunciada intervención aliada, los vecinos de Sarajevo, hartos de vivir en madrigueras, se echaron a la calle y a la nieve para disfrutar del silencio y de la increíble sensación de no tener miedo. Fueron muchos y de un humor diferente, como atestiguan quienes llevan viviendo los casi dos años de cerco de la capital bosnia.Sin embargo, al optimista "todo va bien" del portavoz oficial de Unprofor, Bill Aikman, las circunstancias han contestado con un primer escollo en el proceso de entrega del armamento pesado que tiene tan animados a los habitantes de la ciudad: los sitiadores serbios anunciaron que no continuarán sus entregas de material en tanto la infantería bosnia se mantenga en las actuales líneas del frente. Los serbios argumentan que la infantería de la Armija (Ejército bosnio de mayoría musulmana) es muy superior, y pidieron en consecuencia su retirada a una línea continua por la periferia de la ciudad.

El general Jovan Sivjak, un bosnio étnicamente serbio pero fiel al Gobierno de Alia Izetbegovic, acusó a los radicales serbios de burlar al mundo al tratar de vincular la entrega del armamento pesado con una eventual retirada de la infantería serbia. "Ese es un precio que no vamos a pagar bajo ningún caso", dijo. Sivjak se mostró escéptico sobre la posibilidad de que los radicales serbios coloquen de verdad sus armas bajo control de las Naciones Unidas.

En su ultimátum del 9 de febrero, la OTAN establecía un plazo de 10 días, que expira a medianoche del próximo domingo, para que todo el armamento pesado desplegado por los serbios de Bosnia en un radio de 20 kilómetros desde el centro de Sarajevo estuviera bajo control de las tropas de la ONU. De no ser así, la aviación de la Alianza atacará las posiciones de los serbios, a los que se considera responsables de la matanza de civiles.

Un alto oficial de los cascos azules franceses desplegados en Sarajevo informó ayer a la agencia France Press que los serbios no habían colocado en el día de ayer arma pesada alguna bajo la protección de Unprofor. El viernes, que fue el primer y único día de entrega normal de armamento se recogieron 15 piezas de artillería serbias, incluidos dos lanzadores de cohetes. Todo ello ha sido colocado bajo la protección de la ONU en el que fue cuartel del Ejército yugoslavo en Lukavica, en territorio controlado por los radicales serbios. Esta armas se hayan protegidas por observa dores militares desarmados. La Armija (Ejército bosnio de mayoría musulmana) entregó por su parte el viernes cinco piezas de artillería, incluidos dos morteros de 120 milímetros y uno de 82 milímetros. Éstos han sido depositados en el cuartel Mariscal Tito de Sarajevo, ocupado por el contingente ucranio, unos 800 hombres, que, a diferencia de los observadores de Lukavica, sí va armado.

Exigencias de la ONU

[Según informaciones difundidas ayer por la cadena de televisión Sky News, la ONU ha entregado un documento a los serbios en el que exige la entrega de 60 cañones, 120 carros de combate y 135 morteros, que deben ser depositados en el aeropuerto de Sarajevo antes de las cinco y media de la tarde del próximo viernes. Los musulmanes, según la misma fuente, deben entregar 30 morteros y seis vehículos blindados. Todas las armas quedarían bajo control de la Unprofor.]

Entrando en la semana de la verdad, la capital bosnia, convertida por su sufrimiento en emblema y epicentro de la mala conciencia europea de finales de siglo, oscurece ya todo lo que sucede en el resto del país.

La palabra de la semana es "Sarajevo", por cuya causa se prepara una posible intervención armada internacional de consecuencias imprevisibles. Pero, como los portavoces de la ONU se encargan de recordar a diario, en Bosnia se sigue matando indiscriminadamente en muchos frentes.

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