Es triste

No sabría decir si he tenido la suerte o la desgracia de haber estado en el extranjero durante cuatro años estudiando, especializándome y adquiriendo experiencia para estar mejor preparado.Lo que se puede saber por terceros, leer o escuchar de tu propio país, en el extranjero, no es ni la décima parte de lo que realmente está ocurriendo. La soberbia, la pedantería, la chulería y sobre todo la intransigencia no te la cuentan, hay que verla. Resulta ahora que los que prometieron se olvidaron; los que juzgaron perdonaron, y los que decían que luchaban por algo o alguien no hacen más que hacer la suya en beneficio de no se sabe quién y por puro protagonismo.

He vuelto a mi tierra con un expediente y un currículo digno de publicar, pero existe hoy, en pleno siglo XX, gente que no acepta que puedas saber más que ellos, y sobre todo existen soberbios que ante alguien que les puede demostrar que las cosas se pueden hacer mejor contestan que con ese currículo no hay posibilidades a no ser que te bajes unos cuantos escalones, cosa que también complican al replicar que en el futuro puedes acceder a un puesto mejor en otro sitio y se quedarían como antes, buscando a quien explotar por falta de experiencia y con necesidades básicas que cubrir. Tenía entendido que la esclavitud y el abuso de las personas había sido abolido, pero es evidente que esos señores que se dicen empresarios no han cambiado el libro de los negreros de otros tiempos.

España no va a mejor, ni a más productiva con el trabajo mal pagado; pedirle peras al olmo no ha resultado nunca, a la larga o a la corta hay que darse cuenta del error. Me parece que es hora de copiar a los que han sabido hacerlo bien antes que nosotros, y huelga decirlo, pero Japón, Suiza o Canadá, con todo lo que se diga en contra o a favor, serían un buen ejemplo a seguir, por no mencionar otros tantos países donde también han probado fórmulas que aquí están en fase de experimento. Es muy triste no poder ser útil en un país que lo necesita porque no te dejan serlo-