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Fuertes diferencias entre Estados Unidos y Japón sobre la apertura del mercado nipón

Juan Jesús Aznárez

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Pocas veces un viaje gubernamental había despertado en Japón tal expectación. El primer ministro, Morihiro Hosokawa, viajó ayer a Estados Unidos dispuesto a escuchar las reclamaciones comerciales del presidente norteamericano, Bill Clinton, pero decidido también a plantear algunas exigencias. Hosokawa abandonó Tokio después de que el gabinete aprobase el presupuesto del año fiscal que comienza en abril -669.000 millones de dólares (casi 94 billones de pesetas), un 1% más que el pasado ejercicio- y dos días más tarde de haberse anunciado el paquete de estímulo fiscal más generoso de toda la historia nipona.La coalición de siete partidos en el Gobierno trabajó frenéticamente y hasta el último minuto para pertrechar al primer ministro con el mayor número de defensas posibles e intentar demostrar a la Casa Blanca que el Gobierno afronta con seriedad la crisis.

El arma principal de Hosokawa es el conjunto de medidas de reactivación económica presupuestado en 14 1.000 millones de dólares, insistentemente pe dido por Washington, para ha cer posible que la demanda en Japón crezca y se aumente el consumo de productos norteamericanos, reduciéndose así el superávit comercial favorable a Japón en 50.000 millones de dólares.

Hosokawa, que llega precedido por varias rondas de infructuosas negociaciones, reiteró que no aceptará el establecimiento de objetivos para medir el avance en la disminución del desequilibrio, tal y como pretende Estados Unidos.

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