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Crítica:DANZA - "PROGRAMA NIJINSKI"
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El muñeco con alma

La sala Garnier conoce bien de estas noches de magia y de éxito, donde los hados del teatro se combinan para que el espectador se sienta transportado a otra época o a cualquier esfera elevada de la creación.La velada N¡jinski ha sido muy esperada y anunciada. A tal efecto, en la capital francesa se han dado cita críticos, coreólogos e historiadores de danza de medio mundo: no todos los días resucita un ballet. El sector angloamericano de especialistas estuvo representado, entre otros, por el decano de los estudiosos ingleses Ivor Gust, que rebosaba entusiasmo igual que el resto de tan enterado público.

La novedad era, naturalmente, el reestreno mundial de Till.... pero tampoco dejaba de tener interés el resto de la oferta: por primera vez, se veian juntos estas tres obras maestras por las que fluye una profunda y única nervadura deunión: el ánima solitaria, inquieta y hasta obnubilada de Nijinski.

Ballet de la ópera de París

Petrouschka (1911): Mijaíl Fokin Igor Stravinski; Till eulenspiegel (1916): Vaslav Nijinski/Richard Strauss; Le sacren du prin temps (1913): V. Nijinskill. Stravinski. Dirección musical: Myung-Whun Chung. Sala Garnier, París. 9 de febrero.

No se sabe muy bien por qué en las obras coreográficas de este bailarín creador están las turbulentas esencias y hasta anécdotas de su personalidad y biografía. No es que Nijinski fuera moderno, sino que se saltó a la torera y de cuatro voluntariosos plumazos más de 40 años de desarrollo del ballet. Sus obras están vivas no como un recuerdo de otro tiempo, sino como parte de éste que vivimos. Así las cosas, en el Petrouschka de Nijiriski está la quintaesencia de un personaje fantástico y casi redentor de las miserias humanas que cobra carácter en Till.

Sorpresa

Todavía puede hoy aspirarse a un Programa Nijinski más concentrado y ambicioso que contuviera sus cuatros ballets; sólo falta por desempolvar Juegos y sabemos que a esta mujer fantástica que es Mellisent Hodson ya está en ello. Sería la integral del corpus coreográfico de Nijinski, algo que el público de finales del siglo XX verá con la misma sorpresa que los del principio del mismo siglo.Melissent Hodson y su estrecho colaborador, Kenneth Archer no son sólo reconstructores de ballets, son almas entregadas con devoción religiosa a los contenidos más trascendentes de la danza en lo estético, en lo moral y en lo espiritual. Si ya en Petrouschka ha tomado vida la metáfora (algo que ya estaba en la Coppelia y que Fokin reprodujo en el tercer cuadro de la habitación del Moro) del muñeco capaz de sufrir, en Till... estos elementos toman un sentido coral que navega entre la s aguas de la tragedia-y el juego, el cuento infantil y la leyenda; Till no es un muñeco, más bien es una mezcla oportuna de El niño y los sortilegios con Robin Hood, o con cualquier otro luchador gregario.

La interpretación de Patrick Dupond fue lo menos convincente a estos ideales, y el punto oscuro de la noche fueron algunos sonoros abucheos al director de orquesta.

Todos esperaban a la bailarina rusa de Madrid, la última superviviente del reparto original de Till eulenspiegel: Valentina Kachuba, que, por su avanzada edad no pudo viajar hasta París en esa noche mágica en que con toda seguridad el alma de Nijinski también flotó jocosa y desesperada entre el oro de Garnier y a las pinturas de Chagall.

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