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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

España como país multicultural

De regreso de una semana de trabajo en Gerona, compré EL PAÍS del sábado 15 de enero de 1994 en la Gare du Nord de París, en donde esperaba el TGV que me llevaría a mi hogar. Disfruté leyendo las opiniones de Pedro Laín Entralgo sobre Cultura catalana y cultura española. Con él constato que España es una entidad multicultural, como Estados Unidos, Rusia, Suiza... y la Unión Europea..., el mundo (y no monocultural como Francia, Alemania...), y opino que ello parece ajustarse al sentido de la historia. No es suficiente, sin embargo, que varias culturas vivan dentro de una entidad institucional para que ésta sea multicultural. Para saber en qué medida España es una sociedad multicultural tendríamos que saber antes en qué medida la multiculturalidad está despierta en las conciencias y presente en las prácticas. Un estudio adecuado podría dar algunas respuestas.En su espera, constato que España está compuesta mayoritariamente por autonomías monoculturales, en donde se piensa y se comunica en castellano (las dos Castillas, Andalucía, Murcia, Aragón...), y minoritariamente por autonomías más o menos multiculturales que piensan y se comunican en su lengua local y en la castellana (Cataluña, Euskadi, Galicia, Valencia...). No me choca que la mayoría sea sólo castellanohablante. No es, en efecto, fácil ser multicultural. Esto lo vivimos los emigrantes cada día. También lo viven las minorías lingüísticas españolas. Asimilar la cultura de los otros es renunciar de alguna manera a la suya. La integración en nuestro interior de otras culturas puede proceder de la presión del contexto (caso de los emigrantes o de las minorías españolas) o de la fuerza de la razón (caso Laín), pero no es una tendencia innata. La presión política y cultural obligó y obliga a los catalanes, vascos, valencianos y gallegos que poseen sus respectivas lenguas maternas a asimilar el castellano, y con ello a entender España. Cuando la presión era dictadura, la obligación producía rechazos, impedía la progresión multicultural. Actualmente, la presión es democrática, la obligación es de alguna manera aceptada y lo multicultural puede progresar.

Pero la progresión de una minoría tampoco es suficiente para que España sea multicultural. Falta mayoría. La presión política y cultural no obligó ni obliga a los castellanohablantes a asimilar ninguna de las otras lenguas-cultura españolas. Hay desigualdad y desunión a la base, en el yunque de las culturas, es decir, en las escuelas: la segunda lengua-cultura de los escolares castellanohablantes es extranjera (inglés, francés...), mientras que la de los catalanes, vascos... es el castellano.

¿Es utópico pedir que los españoles seamos todos tan iguales en deberes culturales nacionales como lo somos en derechos sociales? Una parte del trabajo ya está hecho, puesto que los sistemas educativos de las minorías ya son, en mayor o menor parte, multiculturales. Queda por convenir de qué manera esto es transferible a la cultura mayoritaria. Si comprendí el mensaje de Laín, es por ahí por donde nos convidará próximamente a andar.-

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