El color sexual
Tengo a Lluís Bassets por algo bastante más que noticiero: sus crónicas desde Bruselas, tan cargadas de datos, tan finas en sus planteamientos, tan agudas en las conclusiones que apunta, convierten, a menudo, sus textos en lecciones magistrales: me las leo por sistema, lo reconozco. Por lo que me han sorprendido -ligeramente- algunos de los párrafos de su artículo Varones, de derechas y regionalistas, aparecido el pasado domingo 16 en EL PAÍS.Por ejemplo, aquellos en los que habla del "color sexual de la vida política europea" o del "color fuertemente machista y conservador de la vida local y regional, donde mandan los barones varones de la política". Asi que no sé si preguntarle por cuál sea ese "color sexual" y qué curioso cromatógrafo podemos usar para detectar la intensidad del machismo en las vidas local y regional europeas, o, con su permiso, pasar directamente a la conclusión de que la lectura de su -por otro lado, interesante- análisis me permite aventurar: opto por esta posibilidad, admitiendo que las premuras periodísticas no siempre permiten al maestro afinar todo lo que desearía.
Concluyo, pues, de este modo: no creo que se pueda deducir, sin más, del predominio numérico de varones en un organismo representativo como es el Comité de las Regiones, que la vida política local o regional esté impregnada de machismo. Cómo, por ejemplo, no podemos concluir que el mundo editorial tenga un notable carácter feminista por el hecho de que la inmensa mayoría de las publicaciones periódicas semanales presenten mujeres en sus portadas. O como, acercándonos un poquito más al motivo que nos ocupa, tampoco podríamos argumentar que determinada comunidad autónoma española tenga "un color feminista" por el hecho de que dé facilidades a las mujeres que desean obtener el carnet de conducir o que otra comunidad autónoma no sea "machista" porque entre sus departamentos figure el Institut Català de la Dona y no el correspondiente "del varó".
Y es que la lógica del discurso "feminista" está necesitando una puesta a punto, pienso yo; hagan uso de ese discurso o de aquella lógica, mujeres o varones, unas como implicadas y otros como compañeros de viaje.-
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