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La quimera de títulos

En la novela por entregas de la caída de Mario Conde hay un capítulo en blanco: la temible autocartera de Banesto. Cuando Conde llegó a la presidencia del banco, el capital del mismo era de 36.000 millones de pesetas, distribuido en 70 millones de títulos cuyo valor nominal era 500 pesetas; el día de su destitución, el banco tenía un capital de 113.000 millones de pesetas bajo la forma de 160 millones de acciones y un valor nominal por título de 700 pesetas-. En seis años, el capital aumentó 3,1 veces y el número de acciones se multiplicó por 1,5. Y hasta la entrada en el capital, el verano pasado, de J.P.Morgan/Corsair, el accionariado de Banesto carecía de inversores importantes.La autocartera de las sociedades anónimas está regulada por ley y su límite legal, para las entidades bancarias, no puede superar el 5%. ¿Qué es, más exactamente? Se trata de una operación por la que "una sociedad hubiere adquirido accione! propias o de su sociedad dominante". Durante sus primeros años en Banesto, Conde hizo juegos malabares para disfrazar las acciones propias en poder del banco.

Tanto el ex socio de Conde, Juan Abelló, como los primos Alberto Cortina y Alberto Alcocer, por ejemplo, vendieron al propio banco un total de ocho millones de títulos por unos 38.000 millones. Banesto se hizo con esas acciones y luego las recolocó entre sus empleados con créditos personales a cuatro años y al 7% de interés (según el artículo 81.2 de la ley de sociedades anónimas, una entidad puede hacerlo, con ciertas condiciones). Conde también mantuvo las participaciones históricas de autocartera, como lo eran las de Petromed y Unión y el Fénix, para citar solo dos casos.

Durante años, Conde extendió en este país la práctica del aparcamiento de acciones propias. ¿Qué es el parking? En la jerga financiera anglosajona un aparcamiento tiene lugar cuando unos valores son comprados en el entendimiento de que serán vendidos nuevamente al propietario

En mayo de 1992, el Banco de España analizó la base accionarial de Banesto y advirtió sobre su inestabilidad. En un informe de la, inspección se habló deuna autocartera suis generis del 35%, en cifras redondas. Los inspectores siempre dijeron que no se trataba de una autocartera científica ya que no habían encontrado pistas en sus trabajos de investigación. Ahora, Alfredo Sáenz también ha intentado la aventura de una especie de Indiana Jones en busca del Santo Grial o la autocartera de Banesto para determinar el alcance del agujero definitivo del banco. Sucede que la autocartera, de existir, sería algo así como un capital ficticio, que debería ser restado de los fondos propios de la entidad. Pero Sáenz tampoco ha averiguado mucho más.

¿Cuál es la verdad? Durante estos años, Mario Conde ha diluído la autocartera a través de la colocación de paquetes entre los empleados del banco, de múltiples compraventas de activos que suponían la entrega adicional de títulos de Banesto y la atracción de socios al capital, como Oasis Intemacional y Dorna, por ejemplo, utilizando el método de la participación recíproca.

¿Está libre Conde de culpa y cargo? El hecho de que la autocartera se haya diluido de la manera descrita indica que el ex presidente de Banesto es un avezado abogado. Así, ha realizado durante los últimos tres años múltiples operaciones de compra y venta de activos, empresas o edificios, acomodando los precios para poder incluir, casi siempre, acciones del banco. De aquí ha surgido una sobrevaloración o infravaloración de activos que han creado el agujero de Banesto. Hay operaciones recíprocas desesperadas (solo en el grupo turístico Oasis, entre riesgos y pérdidas de capital, pueden ser 80.000 millones de pesetas). Por tanto la colocación de la autocartera "a lo Conde" provocará quebrantos tan o más importantes que el mantenimiento de la autocartera. El orden diferente de los factores, pues, no altera el producto,

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