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EEUU propone a Europa y a Japón un mayor estimulo de su demanda interna para crecer y crear empleo

Victoria Carvajal

VICTORIA CARVAJAL ENVIADA ESPECIAL

Cómo crecer creando empleo. Ésa es la principal cuestión que se debatió ayer en la convención anual del World Economic Forum (Foro Económico Mundial) en la localidad suiza de Davos. La recesión ha servido para sanear las economías occidentales y enmendar los excesos del pasado, pero esta nueva era de crecimiento moderado no permite, salvo en el caso de Estados Unidos, la creación de empleo. Un mayor estímulo de la demanda doméstica fue la receta que el representante estadounidense propuso a los participantes de Europa y Japón.

Pero encontró resistencia por ambas partes. Las autoridades económicas de Francia, el Reino Unido y Alemania descartaron esta posibilidad e insistieron en la necesidad de seguir adelante con las reformas estructurales y mantener bajos los tipos de interés.

Europa se enfrenta más que ninguna otra región del mundo al problema de crecer sin apenas crear empleo. Para el ministro francés de Economía, Edmond Alphandéry, el paro en la Comunidad es el resultado de un crecimiento muy lento, en el corto plazo, y de unos problemas estructurales graves a los que está haciendo frente ahora.

La reforma laboral, que tanto descontento social está causando en Europa, es imprecindible para mejorar la relación entre crecimiento y empleo, según Alphandéry.

El ministro francés dijo que además de la ley propuesta en Francia -anualización de la jornada laboral para su mejor reparto, un descenso de las cargas sociales de los trabajadores menos cualificados y una mejor formación profesional- es necesario que los salarios y las contribuciones a la seguridad social en el sector de servicios bajen. Alphandéry espera que Francia crezca un 1,5% este año y que los tipos de interés sigan bajos para ayudar a la recuperación.

El responsable de Economía del Reino Unido, Kenneth Clarke, también destacó el efecto positivo que la reducción de los tipos ha tenido en la economía británica y dijo que la perspectiva de crecimiento para este año es del 2,5%, "la tasa más elevada de los países industrializados después de EE UU". El Reino Unido, dijo, "ha conseguido un crecimiento estable con una tasa de inflación muy baja", aunque admitió que el resultado de ello en el empleo había sido decepcionante.

Esfuerzos insuficientes

El subsecretario del Tesoro estadounidense de Asuntos Internacionales, Lawrence Summers, retó a los ponentes al asegurar que ni Europa ni Japón están haciendo lo suficiente para estimular la demanda doméstica de la misma forma que lo hizo EE UU durante la recesión.

Clarke descartó rotundamente la posibilidad de recurrir a un aumento del gasto público. "Es importante que Europa siga corrigiendo sus déficit fiscales para recuperar la credibilidad y poder seguir relajando los tipos de interés". El secretario de Estado de Hacienda de Alemania, Gert Haller, descartó también esta solución para Europa y lanzó la pelota al tejado nipón al decir que Japón sí puede y debe aplicar esta política.

Para el vice-ministro japonés de Asuntos Económicos Internacionales, Masashi Kato, su país está haciendo los esfuerzos necesarios, con la desregularización de algunos servicios protegidos hasta ahora, para estimular la demanda interna, aunque admitió que la crisis política dificultaba su aplicación.

Los representantes estadounidenses y europeos, cuyos países sufren un fuerte déficit comercial con Japón, no se dieron por satisfechos e insistieron en que Japón debe ir más allá, abriendo su mercado para estimular la demanda de importaciones.

En una conferencia previa, el presidente del Bundesbank (banco central alemán), Hans Tietmayer, admitió que EE UU, ha recuperado el liderazgo, pero cuestionó la política que se había seguido para conseguirlo. "La industria estadounidense se enfrentó al desafío de seguir siendo competitiva con un tipo de cambio del dólar excesivamente alto durante la segunda mitad de los ochenta y lo ha superado con éxito. La industria alemana, por el contrario, no ha tenido que enfrentarse a un proceso de ajuste porque el marco estuvo infravaluado durante 1990 y 1991 frente a las monedas europeas".

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