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Hosokawa amenaza con dimitir si fracasa su plan anticorrupción

Juan Jesús Aznárez

El primer ministro japonés, Morihiro Hosokawa, incapaz de llegar a un acuerdo con la oposición sobre el contenido de la reforma política y amenazado por los socialistas si lo suscribe cediendo aspectos fundamentales, se mostró ayer dispuesto a dimitir en el caso de que fracasen los cuatro proyectos de ley promovidos por los partidos de la coalición gubernamental contra la corrupción política, los escándalos y el fraude electoral. Hosokawa subrayó que es el momento de convencer al mundo de que Japón ha madurado democráticamente y recordó también algo en lo que coinciden los corros financieros y empresariales: la situación económica y la credibilidad del país están sufriendo con la confusión.

"En absoluto pretendo permanecer como primer ministro si fracasan las reformas que he prometido al pueblo de Japón", declaró Morihiro Hosokawa en una intervención de siete minutos desarrollada durante el acto de presentación, celebrado en Tokio, de un Comité de Defensa de la Reforma, integrado por académicos y empresarios comprometidos con unos cambios que la oposición conservadora en el Partido Liberal Democrático (PLD) trata de desvirtuar.El pasado viernes, las propuestas de reforma fueron rechazadas por el pleno de Senado, por 130 votos contra 118, con la ayuda de 17 desertores socialistas, y anoche continuaban siendo debatidos por un comité conjunto de las dos cámaras legislativas formado por diez diputados partidarios de que salga adelante la reforma y otros diez que defienden la Posición contraria.

Revisadas a toda prisa, las reformas originalmente propuestas modifican las estructuras que permitieron el dominio político liberal durante 38 años consecutivos. Acabó este largo mandato cuando, después de las elecciones generales celebradas el pasado julio, siete partidos lograron coligarse para arrebatar el poder al PLD.

El Parlamento japonés, cuyo funcionamiento se prorrogó seis semanas en diciembre, a la vista de las dificultades para llegar al tradicional consenso nacional, concluye mañana su período anual de sesiones sin que Hosokawa, que trata de movilizar a la opinión pública en defensa de sus propuestas, esté dispuesto a renunciar a la esencia de aquellas que alteran la corrompida forma de hacer política en Japón.El principal proyecto de ley, a juzgar por la polémica que ha provocado, prohibe las donaciones económicas de las empresas a los candidatos, fuente de todos los males.

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