La huelga
Sin una mínima coherencia, el país no puede funcionar. Es absurdo que unas fuerzas sociales consigan paralizar prácticamente el país con huelgas generales, mientras el 90% del Parlamento rechace esas huelgas. Al principio, el diagnóstico es difícil y la cura fácil. Hoy, en España es al revés: la cura es difícil y el diagnóstico evidente. La culpa de la actual confusión es sobre todo del PSOE, que, para perpetuarse en el poder, practica la política propia de los partidos de derechas y deja el país desequilibrado, sin alternativa democrática.Por eso, esta huelga general, más que ninguna otra, dígaselo que se diga, es una huelga política. Y la recuperación de la izquierda no puede pasar ya sino por la perdida del poder de esa falsa izquierda. La caída de esos corruptos (en lo político por su fraudulenta derechización, más aún en lo económico) es ya el único camino que puede permitir el que la izquierda real vuelva a tener un papel importante en nuestra sociedad, como oposición primero y, cuando el pueblo recupere su confianza en ella, como un nuevo gobierno que aunque en forma moderada, sea de verdad de izquierda
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