"Esta es una manera muy dura de ganarse la vida"
La banda del Dani trabaja con cautela pero a plena luz del día. Con un método aparentemente legal -salvo las presuntas coacciones a los interesados- logró comprar el pasado martes, ante las narices de los responsables de varios teatros nacionales de Madrid, unas 2.000 entradas para la temporada de ópera (entre 1.800 y 11.550 pesetas) y obtener unos beneficios cercanos a los dos millones. Unos 30 asalariados adquirieron todas las entradas que la reglamentación les permite. Daniel -el jefe de esta banda- es el producto de combinar un pícaro, un empresario y un trabajador. A sus 40 años, y "tras pasarlas canutas durante mucho tiempo", se ha ganado el respeto tanto de sus clientes como de sus empleados en el negocio de la reventa. "Jamás engaña a nadie", dicen quienes le conocen.Dani vive modestamente en una localidad del sur de Madrid acompañado de su esposa y sus dos hijos. Es persona de estudios (abandonó la universidad en segundo curso de psicología), y no se ha sentido molesto con la información publicada el miércoles por El País Madrid (titulada La banda del Dani acapara las mejores entradas para la temporada de ópera). No obstante, precisa que en el teatro de la Zarzuela no sólo trabaja su "grupo" -no le gusta la palabra "banda"-, sino también tres más, aunque de menor importancia.
Este periódico ha localizado telefónicamente a Daniel, que se prestó a ser entrevistado. "Quiero dejar claro", comenzó diciendo en alusión a las supuestas coacciones sobre los espectadores, "que no somos peligrosos, sólo gente que se busca la vida lo mejor que puede. Nunca hacemos daño a nadie".
Pregunta. Su grupo no es, digamos, demasiado selecto, ¿no?
Respuesta. Sí, y eso me acarrea problemas. La próxima vez no contrataré alcohólicos. Más de una vez he tenido que interponerme entre mis empleados y los aficionados a la música para que no se produjesen altercados. Usted no lo recuerda, pero yo fui quien ayudó al fotógrafo de su periódico (Uly Martín), cuando mis hombres se enfrentaron con él.
P. Vamos, que son buena gente...
R. Con la mano en el corazón, le repito que somos personas modestas que trabajamos en lo que podemos. Esta es una manera muy dura de ganarse la vida. No se lo imagina.
P. ¿Ganará mucho dinero con la reventa de La Zarzuela?
R. No. Sólo para "ir tirando". Hago otras chapuzas para mantener a mi familia.
P. ¿Cuántos billetes compró?
R. No se lo voy a decir. De todas formas, casi nunca compramos palcos (6 butacas de una sola vez). Es muy dificil convencer a alguien para que comparta su asiento con una persona a la que no conoce. Solamente compramos palcos cuando es una ópera muy popular y a la gente le importa menos compartir el sitio.
P. No me diga que ha perdido dinero.
R. Esta vez no, pero en mi casa tengo cientos de jabones [entradas sin vender] de otras temporadas
P. ¿Le gusta la ópera?
R. Soy un gran aficionado a la música clásica. Esta temporada me gustaría asistir a Un ballo in maschera, es mi preferida [precisamente sus empleados compraron un buen lote de butacas para esa obra].
P. ¿Le gustaría tener un puesto legal de reventa?
R. No sé, nunca lo he pensado. Lo que sí quiero es dejar esto y montar una tienda de cualquier cosa.
P. ¿Cómo se definiría laboralmente? ¿Como reventa?
R. No, como un simple comprador-vendedor. Creo que hay empresarios que se dedican a eso con otras artículos y nadie les llama así.
P. ¿Cómo consigue que los melómanos acepten la lista que usted les impone? [La banda del Dani establece una relación de aspirantes a entrada, y se reserva los 30 primeros lugares con las mejores butacas].
R. No impongo nada. La lista no la inventé yo, existe desde hace muchos años. Digamos que nosotros garantizamos el orden en las taquillas. La gente se fía de nosotros. Hace tiempo, los melómanos pasaban lista [a los aspirantes a entrada] cada cinco o seis horas. Desde que nosotros nos encargamos, sólo se pasa una vez al día [a las ocho de la tarde cada día de la semana anterior a la mañana en que las entradas salen a taquilla].
P. O sea que los aficionados a la música le están agradecidos.
R. He recibido muchas llamadas de apoyo.
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