Tres 'maestros' en Las Ventas
Aunque no existen apenas bandas organizadas, los reventas se han repartido las zonas en las que actúan para evitar el conflicto entre colegas. De hecho, resulta muy dificil encontrar a un revendedor fijo de Las Ventas, enlas puertas del Bemabéu o frente a un cine de la Gran Vía.Según los especialistas policiales, cada vez hay menos reventas en los toros. "El actual reglamento taurino, que ha endurecido las sanciones, y las retransmisiones por televisión ha hecho desistir a muchos", afirman. Sin embargo, en esta plaza madrileñ se produce un curioso fenómeno: sus reventas se van de gira al comienzo de la temporada taurina. "Los revendedores de Las Ventas son los mismos que los de La Maestranza de Sevilla, por ejemplo. Se trata. de gente que va recorriendo los principales festejos del país", aseguran. "Se abonan a todos los cosos para luego revender sus abonos", afirma Pedro Antonio Mora, director gerente del centro de asuntos taurinos de la Comunidad de Madrid.
Cuando hace unos 10 años, el entonces arrendatario de Las Ventas, el empresario Manuel Chopera, aumentó el número de abonados de 10.000 a 18.000, algunos reventas ampliaron su' negocio, comprando abonos por docenas. Un abono da derecho, a dos personas, a asistir a 32 festejos taurinos. Si un reventa posee diez, por ejemplo, tendría 640 asientos para una temporada. Un abono comprado en taquilla por 322.000 pesetas puede ser vendido perfectamente por casi un millón. "Los reventas suelen tener muy buenos asientos, puesto que llegan los primeros a las taquillas o los poseen desde hace años", dice Mora.
Dos abonos para vivir
"Conseguir un abono es algo así como que te toque la lotería. Los abonos se heredan. Una familia puede vivir perfectamente durante un año con sólo dos abonos de la barrera del 9", afirma un aficionado y buen conocedor del tema. "Un par de abonos te reportan unos beneficios de dos millones y medio de pesetas, libres de impuestos", dice.
En Las Ventas, según diversas fuentes, se dan cita tres grandes maestros de la reventa: El Maño, El Carpi y Ojeda. El Carpi es el más veterarno. Hombre de unos 60 años, su rostro recuerda mucho al del actor Edward G. Robinson. Utiliza la cafetería del hotel Wellington como cuartel general. "Este negocio está de capa caída. La televisión nos hace mucho daño. Nuestros clientes suelen ser aficionados de toda la vida que por tradición nos compran a nosotros. Además, ahora hay mucho intruso en la profesión y la competencia es grande", dice El Carpi.
El Maño tiene unos cincuenta años. Utiliza como oficina el bar Viña P, en la Plaza de Santa Ana. También trabaja con clientes fijos. Ojeda dice: "Yo sólo soy un empresario que se gana la vida como puede".
"En los toros, reventas y aficionados están compinchados. En todos los años que llevo aquí, todavía no recuerdo ni una sola denuncia contra los reventas", dice Pedro Antonio Mora.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.