700 agentes incumplen la ley al trabajar de taxistas, según Ios sindicatos policiales
La policía también teme la ley. Cerca de 700 agentes -entre municipales y nacionales- trabajan de taxistas en la Comunidad de Madrid, según los cálculos de sus sindicatos profesionales. Y cada bajada de bandera les sitúa al borde de la ilegalidad. El pluriempleo está prohibido en la Policía, en principio, por dos leyes: la de Incompatibilidades del Personal de las Administraciones Públicas y la Ley Orgánica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.Esta prohibición es defendida por la Comunidad de Madrid y la Delegación del Gobierno -para los que oficialmente no consta el pluriempleo- También los sindicatos reconocen la incompatibilidad, aunque especifican que el problema surge de los bajos sueldos -especialmente de los policías nacionales- y de una Administración que hace la vista gorda para que "la olla no estalle".
Sólo el Ayuntamiento de Madrid, de entre los consultados, considera que la incompatibilidad de estos funcionarios no es universal. Un informe municipal de 1992 concluye que la legislación, pese a su rechazo inicial, deja una vía libre para que los funcionarios puedan ejercer otras actividades, siempre que no perjudiquen el buen funcionamiento de las administraciones públicas.
Con este argumento, en la capital no se persigue a los agentes locales que por las noches pululan por las calles con el taxímetro puesto y la porra en casa. Algo que a sus colegas del Cuerpo. Nacional de Policía, en cambio, les puede llevar a ver plasmado su nombre en un expediente sancionador.
Ése es el miedo de Pedro -nombre figurado-. "¿Qué se cree, que esto me gusta?", suelta en el taxi. Mitad policía, mitad padre de familia, tiene hijos y muchos gastos. "Trabajo por ellos". Su vida gravita sobre dos esferas opuestas: por las mañanas recorre las calles como garante de la ley. Por las tardes vive en la incompatibilidad. El, acostumbrado a detener chorizos, teme que sus superiores le descubran por sacarse un sobresueldo. "¿No dirá mi nombre, verdad?", pregunta al principio. Al pasar por O'Donnell, insiste: "Nada de datos". El miedo le nace de las dos citadas normas. A Pedro se le atragantan.
Como chófer saca al mes unas 40.000 pesetas, la mitad de la recaudación. El resto cae en manos del propietario del taxi y de la licencia, alguien que no le declara como trabajador. Para los taxistas, se trata de un caso frecuente. "Es el intrusismo, y ahora se ha incrementado con la crisis, sobre todo entre los policías nacionales. Lo lamentable es que los mandos no lo impiden", brama el portavoz de la Plataforma Sindical del Taxi, Pedro Membibre, para quien los "intrusos" suman unos 1.500, incluyendo bomberos y conductores de autobús.
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Los sindicatos culpan del pluriempleo policial a los bajos sueldos que perciben los agentes
VIENE DE LA PÁGINA 1Las críticas de los taxistas son matizadas por los sindicatos policiales, que apuntan que este pluriempleo -el más frecuente- ha descendido entre los agentes municipales de base gracias a las mejoras salariales que han obtenido en comparación con los nacionales de la escala básica. Aquí estalla un nuevo conflicto. Los policías locales ganan una media de 160.000 pesetas -la horquilla va de 135.000 hasta 190.000 frente a las 140.000 de promedio de los segundos. Esto basta para cargar los cañones sindicales.
"Los municipales son unos privilegiados, cobran hasta las horas extraordinarias y obtienen compensación por los horarios y los turnos", afirma Miguel Ángel Álvarez, de la Asociación Nacional de Policía Uniformada (ANPU). En la misma línea de fuego se sitúa Manuel Rico, del Sindicato Unificado de la Policía (SUP): "El policía nacional tiene más responsabilidades y cobra unas 40.000 pesetas menos que el municipal". Para Álvarez, el pluriempleo, que va más allá del taxi, es susceptible de una doble lectura: "Es ilegal, pero la tolerancia de la Administración evita que la olla estalle y el papel del sindicato tampoco es denunciar a los trabajadores por sus miserias".
Descenso en el rendimiento
Ilegalidad y dinero. "El resultado es que más del 50% de la escala básica. se dedica al pluriempleo. Esto afecta la función policial y reduce el rendimiento. Y todo porque la Administración no cede un ápice en el tema económico. Quien lo paga es el ciudadano, que ve mermada su seguridad", afirma Rico, quien coincide con el ANPU en que estos trabajos vulneran la ley. "Es que a veces no hay más remedio", alega Rico. Pero las pesetas extras pueden salir caras. El castigo, según Rico, puede alcanzar los tres años de suspensión de empleo y sueldo, aunque en el caso de los agentes locales no todos entienden que merezca un expediente.
"El problema surge cuando la actividad privada colisiona con la del servicio. Este caso se daría si trabajasen de porteros de discoteca o de aparcacoches, pero no en el de los taxistas", afirma el concejal de Seguridad Ciudadana de Madrid, el popular Carlos López Collado, quien apunta que los taxistas, para superar la revisión anual, son los primeros en satisfacer las multas. "En Madrid habrá unos seis que sean titulares de licencias. Más difíciles de cuantificar son los chóferes. Pero tampoco hay que ser ciegos a la realidad: las actividades sumergidas aumentan con la crisis", añade el concejal.
Una visión que no comparte el director general de Protección Ciudadana, Jorge Murta, para quien "hay dedicación exclusiva". Murta, uno de los responsables del reglamento que regula el ejercicio de los policías locales, sostiene que este pluriempleo, "si existe", ha entrado en declive: "Es un tema arcaico y minoritario, que sobrevive en las grandes ciudades. En los pueblos pequeños no, porque se sabría. Nosotros, con todo, no tenemos constancia de su existencia".
Desatender la profesión
Más Fiero suena el discurso del secretario general del Colectivo Profesional de la Policía Municipal, Santiago Bustos, quien pide que se aplique la ley de incompatibilidades. "Porque el pluriempleado se toca los cojones y deja el servicio; no atiende a su profesión". Bustos calcula que unos 300 municipales y "muchos más nacionales" se sacan unos cuartos con el pluriempleo. "Algunos hasta poseen licencia de taxis".
Algo que no resulta muy difícil en una ciudad con cuatro taxis por cada 1.000 habitantes -en París hay 2,4-, según datos de CC OO de 1989.
En la Comunidad trabajan 6.648 agentes municipales. A la zaga les siguen los policías nacionales de la escala básica, que en la capital suman 3.998, y en las localidades limítrofes, 1.151. Muchos donde de elegir. Los policías son apreciados por los titulares de taxis. Conocen las calles, hombres con fama de cumplidores a los que es difícil atracar.
"Si me pillan, no será por chorizo"
Antonio, un andaluz de 36 años, habla sin uniforme. Lleva 16 años en la escala básica de la Policía Nacional. Como funcionario cobra 137.000 pesetas al mes. Pero no le basta. Por su mujer, sus dos hijos y su suegra se ha convertido al pluriempleo. "Es que si no lo hago, no comen", murmura.¿Y cómo se empieza? "Pues un día llegué a casa y mi mujer me dijo que necesitaba dinero para los libros del niño. Pedí prestado a un amigo, y desde entonces...". Antonio es un tipo grande. Luce una sonrisa de pedernal. Quiere dejar muy claro que él es policía "por vocación, con letras grandes, y que lo demás son ayudas para casa".
¿Y si sube al taxi un delincuente que usted haya detenido? "Lo único que temo es quedarme parado", responde secamente. ¿Y si le descubren los mandos? "Entonces, me jodo".
El pedernal se ha oscurecido. Insiste: "Si me echasen por trabajar y darle de comer a mis hijas, no me molestaría". Antonio es un experto en pluriempleo policial. Ha trabajado de mecánico, fontanero, pintor y vendedor ambulante. Hace muy poco cambió el taxi blanco por el mono azul. Como conductor ganaba unas cuarenta mil pesetas; con las chapuzas se saca unas veinticinco mil al mes.
"Lo dejé porque me venía mejor de tiempo. Pero preferiría que me pagaran las horas extras en vez de hacer de taxista o de albañil", comenta este andaluz, que estudió para mecánico y que en su mocedad quiso ser futbolista. Trabaja hasta 14 horas al día -ocho de policía-. Por las noches, cuando regresa a casa, sus hijas duermen. "¿Está contento con el Cuerpo de Policía? "No, me desmoraliza, es culpa del Gobierno".
El futuro tampoco lo ve mejor. "Creo que haré chapuzas hasta mi jubilación. Habrá altibajos. Cuando pague el coche y el piso tendré un año de tranquilidad, pero luego el coche se gastará, vendrán otros gastos, y volveré al taxi".
Un porvenir sobre el que pende la amenaza de expediente. Se le nota incómodo; sus manos se abren para decir: "Si me pillan, no será por chorizo ni mangante. Eso me daría vergüenza, no me atrevería a mirarle la cara a mi familia".
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