Incorregible verborrea
Los veraneantes se estrenó en San Petersburgo en noviembre de 1904, pocos meses después de la muerte de Chejov y pocos antes de la Revolución de 1905. El principal protagonista de la pieza es la intelligentsia rusa: "Somos veraneantes en nuestro propio país, extranjeros en nuestra patria", dice uno de sus personajes. En una carta al director alemán Max Reinhardt, Gorki afirma haber intentado describir "esa intelligentsia rusa que, surgida del pueblo, al llegar a un cierto nivel social pierde todo tipo de contacto con sus orígenes".Para los "veraneantes" de Gorki, Rusia es un archipiélago de dachas en las que se canta, se baila, se juega, se come, se bebe, se fornica y sobre todo se habla sin parar. En el fondo -y en la superficie- son gente mezquina, egoista, dispuesta a todo con tal de mantener sus privilegios "y no volver a pasar hambre". A excepción del personaje positivo, de María Lvovna, "Nuestra Natacha", como la llama mi buen amigo Félix de Azúa, el cual, después de ver la obra, no dudó en comprar maliciosamente a Gorki con Alejandro Casona. Fíjense si será positivo el personaje (interpretado por la excelente actriz Dominique Valadié) que llega a proponerle a un millonario que en vez de dejar toda su fortuna a su sobrino, la destine a "obras sociales". Hermoso gesto que es acogido por el público con una sonora carcajada. Por lo que a mí respecta, estaría dispuesto a cambiar las casi tres horas que dura Los veraneantes por tan sólo 10, cinco minutos de Chejov.
Les estivants (Los veraneantes)
De Gorki. Traducción de Macha Zonina y J.P. Thibaudat. Principales intérpretes: Philippe Demarle, Jean-Pol Dubois, Ariel García Valdés, Patrick Le Mauff, Jen-Michel Noire y, Dominique Valadié. Escenografía: Ezio Frigerio. Vestuario: Franca Squarciapino. Dirección: Lluís Pasqual.Théâtre de I'Odéon-Théâtre de l'Europe, París, 12 de enero.
Montaje meridional
Una parte del culto y un tanto snob público que suele frecuentar las premières del Odéon, conocía un ilustre, plúmbeo y glacial precedente de Les estivants en el montaje que en su día ofreció el germano Peter Stein. Por fortuna, Pasqual ha optado por un montaje mucho más meridional, a un ritmo trepidante (que le permite, ¡horror!, ofrecer el texto en su versión integral), lo cual hace algo más llevadera la incorregible verborrea de ese picnic interminable.Los veraneantes, sobre cuya actualidad tengo serias dudas, se salva gracias a la interpretación de media docena de actores, entre los que cabe destacar a Philippe Demarle, Patrick Le Mauff, Jean-Michel Noirey, y un actor de origen español, catalán, que últimamente ha realizado diversas puestas en escena en España. Me refiero a Ariel García Valdés que realiza una magistral interpretación del personaje amargo y desencantado de Potr Souslov, un alcohólico masoquista de mucho cuidado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.