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EE UU anuncia la liberalización total del sector de la comunicacion

Al Gore revela el futuro de las "autopistas de de la infornación"

La industria y los servicios de la comunicación en Estados Unidos van a contar con un nuevo marco legal que estimule la libre competencia y facilite el acceso de los ciudadanos a las grandes redes informativas, llamadas "autopistas de la información". El vicepresidente Albert Gore anunció ayer, en Los Angeles, a un grupo de ejecutivos y empresarios del sector , que el gobierno propondrá a primeros de febrero una nueva legislación que liberalizará el mercado de los servicios informativos.A diferencia de otras iniciativas en el pasado, la Administración no impondrá sus criterios ni invertirá fondos públicos: la idea es que la desregulación provoque grandes inversiones multimillonarias por parte de las compañías que no quieran quedarse atrás en la revolución de las "superautopistas de la comunicación.

Albert Gore propuso en Los Angeles un principio básico y dejó algunas cuestiones sin concretar. La Administración ofrece a las diferentes empresas del sector que entren libremente en campos que hasta ahora tenían vedados, a cambio de que renuncien a los monopolios que protegen sus actividades. Las empresas de distribución de televisión por cable podrán ofrecer servicios de líneas telefónicas locales, en la medida en que acepten que las compañías de teléfonos entren en el negocio del cable y sus diferentes posibilidades.

Aquellas corporaciones que no quieran jugar en el mercado libre no estarán obligadas a hacerlo y continuarán sujetas a la actuales limitaciones impuestas por leyes que en ocasiones datan de 1934. Pocos,querrán quedar fuera de juego: en el último año, las empresas telefónicas y de distribución de cable se han lanzado a una carrera frenética de instalación de redes de fibras ópticas y de adquisición de nuevos ordenadores capaces de almacenar y distribuir enormes cantidades de infórmación.

Hasta aquí las nuevas orientaciones para las empresas. Pero el mensaje de Gore tiene una segunda parte especialmente importante desde hace años para el vicepresidente: el mercado libre de la comunicación tiene que incorporar criterios y medidas que eviten que la sociedad se divida entre personas informadas y no informadas. El desafío, señaló Gore a los empresarios, es crear de aquí al año 2.000 una gran red nacional de fuentes de información a la que tengan libre acceso los colegios y las universidades, los hospitales y las bibliotecas públicas; una red a la que el ciudadano comun pueda acceder a través de la pantalla de su televisión y que le sirva para el trabajo y para el ocio, para seguir de cerca el rendimiento escolar de sus hijos o para tomar una decisión sobre el programa de reciclado de su distrito. Este año un millón de hogares estadounidenses estarán ya conectados a amplios tramos de la red de información. La mayor parte del país debería estarlo en cinco años.

Albert Gore se quedó corto en detalles de las garantías de la desregulación para las empresas, de las posibles discriminaciones encubiertas y de los servicios que quedarán al alcance de los consumidores, además de las eventuales repercusiones negativas en tarifas telefónicas que ahora, en algunas zonas, no reflejan los costes reales por estar bajo monopolio. Después de la discusión en el Congreso, la Comisión Federal de Comunicaciones tendrá que decidir sobre todo ello. En cualquier caso, los congresistas y ejecutivos presentes en Los Angeles recibieron con enorme satisfaccíón la iniciativa, que, según uno de los vicepresidentes de IT&T, "es un buen ejemplo de flexibilidad legislativa".

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