La pequeña y mediana industria
En las últimas semanas se ha difundido un clima de opinión por el que parece que el peor enemigo del pequeño comercio son las llamadas grandes superficies. Ello no es cierto. El peor enemigo del pequeño comercio y de la pequeña y mediana industria es la burocracia y la presión recaudatoria de los ayuntamientos y comunidades autónomas.Si usted, señor director, o cualquiera de nosotros, intenta establecer una nueva pequeña industria o comercio en alguno de los pueblos del cinturón de Barcelona se encontrará que algunos ayuntamientos llegan a solicitar hasta -¡cinco! licencias distintas, cobrando las oportunas tasas tributarias (claro está). Para conseguir estas licencias y permisos se precisa aportar infinidad de certificados absurdos, como puede ser el "certificado de solidez" de un local construido hace un año, etcetera (la única finalidad de estos certificados es completar voluminosos expedientes en los ayuntamientos e inmunizar, completamente a los funcionarío!, técnicos por si ocurre algún percance. Percances que ocurren igualmente por muchos certificados y licencias que haya). Y no hablemos de los interminables formularios...
El coste indirecto de tanta licencia, proyectos, certificados y gastos de gestoría hace que instalar una pequeña industria o comercio sea prohibitivo en estos municipios por el coste de dinero, tiempo y energías.
En definitiva, en nuestras áreas industriales es prácticamente imposible crear nuevas pequeñas o medianas industrias por culpa de los mismos ayuntamientos, que se han convertido en parásitos antes de que nazcan.
Nuestro Gobierno, por real decreto-ley, debería dejar en suspenso hasta el 31 de diciembre de 1995 todas las tasas y precios públicos de ayuntamientos y comunidades autónomas que actualmente se cobran por instalar una nueva industria o comercio de empresas de hasta 50 trabajadores. Además, debería suprimir la tutela de los equipos técnicos de los ayuntamientos y permitir que un certificado expedido por un ingeniero particular visado por el respectivo colegio fuese suficiente para poder iniciar una actividad sin más trámites absurdos.
Estas medidas sí que serían eficaces y darían confianza. Lo que propone en la Ley de Presupuestos de "vacaciones fiscales" para las nuevas empresas es absolutamente inútil a corto plazo, incluso desincentiva a las empresas que ya están en funcionamiento.
España necesita medidas imaginativas emanadas de personas que estén en contacto con la realidad, no de funcionarios, encumbrados y miopes. Por cierto, ¿hasta cuándo no se darán cuenta de que el impuesto de matriculación de vehículos al 13% es una de las causas que acabarán con la mitad de los concesionarios de automóviles?, ¿no ven que lo que recaudarían de menos lo recuperarían por el IVA de los coches que se venderían de más y se evitarían miles de desempleados?, ¿por qué no lo han suprimido, como en Francia y casi todos los países de la CE?
Es triste, pero nos estamos jugando el futuro por culpa de la burocracia y la miopía de unos pocos políticos y funcionarios-
Barcelona.
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