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Ciampi anuncia que dimitirá tras el debate de la mocion de censura

Carlo Azeglio Cíampi, el ex presidente del Banco de Italia que el pasado 29 de abril aceptó dirigir un Gobierno de gestión capaz de garantízar la transición política italiana, anunció ayer al Parlamento que su misión ha concluido y que está dispuesto a dimitir en las próximas horas. Pero no antes de haber oído, por correción parlamentaria, el debate iniciado ayer sobre una artificiosa moción de censura La dimisión de Ciampi, probablemente hoy, dará paso a la disolución de las cámaras y a unas elecciones temidas por la derecha fragmentada, pero frente a las que los partidos de ese signo no encuentran ningún acuerdo susceptible de aplazarlas.

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Ciampi no presentó, pues, una dimisión inmediata, que habría evitado el debate de una moción califica por él mismo de incoherente" con la normas constitucionales en que se apoya, ya que no responde tanto a un descontento del Parlamento con la labor del Ejecutivo, como al objetivo de lograr que el Gabinete "ponga a disposición su mandato" para que el "jefé del Estado" pueda proceder con total libertad a un examen de la situación" y a disolver las cámáraa, probáblemente este sábado."Es una invitación a la que el Gobierno presta la máxima atención" prosiguió Ciampi, refiriéndose a la dimisión que, según él, pide la moción de censura, y frente A la que el Gabinete está "dispuesto a asumir sus decisiones". Sin embargo, añadió, antes de dimitir, esperará a "que se desarrolle este debate parlamentario, en atención al alto consejo del presidente dé la República y de los presidentes de las dos cámaras del Parlamento, formulado el pasado 23 de diciembre". Las tres máximas magistraturas del Estado acordaron en tal fecha, al preparar el fin de la legislatura, que se tramitara la moción de censura presentada por el radical Marco Panella.

En realidad, Ciampi forzó el sentido del debate, ya que la moción de Panella es tan peculiar que no busca la caída del Gobierno, sino todo lo contrario. El propio Panella razonó cándidamente, al defender su moción, con el discurso más elogioso que un primer m1nistro censurado haya probablemente jamás oído en una democracia, que lo que pretende es que Ciampi obtenga un nuevo mandato para formar un Gabinete más sólido que el actual y más capaz de prolongar la legislatura.

Proteger la imnunidad

El aplazamiento de las elecciones es deseado por muchos parlamentarios bajo investigación judicial que perderían la inmunidad que les salva de la cárcel, si no fuera elegidos, pero también por la dirección de la Democracia Cristiana (DC) y de otros partidos de la derecha que necesita tiempo para tratar de recomponer sus maltrechas filas. En las últimas horas, ha parecido orientarse en esa misma dirección Umberto Bossi, líder de una Liga Norte que da signos de decadencia prematura.

De ahí la paradoja de que la mayoría de los 163 diputados que apoyaron la presentación de la moción de censura de Panella sean democristianos y socialistas, es decir, miembros de los dos principales partidos que, sostienen activamente al actual Gobierno.

Frente a esa orientación, Ciampi, en presumible acuerdo con el jefe del Estado para que el proceso de renovación in'stitucional se acelere cuanto antes en las umas, afirmó que no sólo su Gobierno 9lega al epílogo", sino que "se aproxima a su fin natural todo. un periodo de vida italiana, denso de hechos, de democracia". A "tantos amigos extranjeros que han visto con simpatía lo que ellos llaman la dulce revolución italiana", Ciampi les prometió que "la fase institucional que está por abrirse, tras este debate, no defraudará sus esperanzas". La derecha democristiana no se resignaba, y trataba todavía ayer por la tarde de reunir el consenso necesario para complicar ese panorama con la introducción de una moción de censura constructiva orientada a sustituir al Gobiemo de Ciampi por otro presidido por el ex democristiano Mario Segni, que podría prolongar la legislatura con el apoyo de la Liga Norte.

Por la mañana, la DC ya había intentado introducir una moción de confianza que obligue a Ciampi a seguir gobernando con el apoyo de la actual mayoría.

Pero no le fue posible, porque los socialistas se negaron a apoyarla. Como consecuencia de esas maniobras, diputados démocristianos se encontraron apoyando simultáneamente con sus firmas una moción de censura y otra de confianza al mismo Gobierno. Alguno de ellos se atrevió a declarar que la cosa resultaba poco seria.

El subsecretario de la Presidencia, Antonio Maccanico, calificó la situación de "pirandelliana ". Y el secretario de la DC Mino Martinazzoli, reconoció: "Me resulta difícil seguir la velocidad de estos cambios de posiciones políticas".

Entre esos usos parlamentarios que, antes que a Martinazzoli, resultaron incomprensibles fuera de Italia, están transcurriendo las últimas horas de la primera República italiana.

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