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Regresa Pau Riba, el gran excéntrico de la 'cançó"

El catalán heterodoxo presenta su último disco en Madrid tras ocho años de ausencia

Pau Riba vuelve hoy a cantar en Madrid, tras una larga ausencia. Desde que apareció en la cançó catalana a finales de los 60, fue considerado como el gran excéntricoque oxigenaba un movimiento con pocos años de vida. Canciones de aquella época -Noia de porcelana, Taxista...- están en las antologías de lo mejor de la música española. Después, el retiro, los intentos decontinuar y, ahora, un regreso con dos discos bajo el brazo: "Disc dur y De Riba a Riba", en el que interpreta poemas de su abuelo Carles Riba, uno de los grandes escritores de la literatura catalana.

En 1969, Pau Riba publicó Dioptría. Tenía 21 años y el panorama de la música catalana estaba en su apogeo. CanIpó, folk, rock, jazz, música progresiva... Todo era posible en un mundo en el que Riba apareció como la transgresión necesaria. "Era el momento hippie y bastaba cualquier insinuación para que todos se apuntaran. Había compañerismo ", recuerda el artista. "Hoy, estamos en las antípodas, en la época del individualismo. Todo el mundo se limita a defender su huerto y espero que sea coyuntural, aun que no estoy muy convencido".

Ventana abierta

La aparición de Pau Riba a finales de los 60, fue saludada como una ventana abierta a algo nuevo, a medio camino entre lo racional y lo intuitivo. "Hice esa trangresión del folk al rock que realizó Dylan a nivel internacional. Decía lo que pensaba que los tiempos requerían, pero no recuerdo ningún esfuerzo especial para conseguirlo. Había mucho de intuición en ese intento de estar unido a la movida internacional. Estaban Dylan, Zappa, Hendrix, Jim Morrison, Janis Joplin... Todos mis ídolos han muerto, excepto Dylan".Su brillo como estrella del rock catalán duró poco. Irregular, anárquico y heterodoxo, decidió retirarse a la isla de Formentera en pleno éxito. "Fue por coherencia personal", dice. "Esa faceta de trangresor, de terrorista cultural, fue manipulada por la gauche divine, y me dí cuenta que era un ídolo con pies de barro, que podía caer en cualquier momento porque me estaban empujando hacia arriba sin tener base. Estaba en contra del sistema, vivía en una comunay nos echaron de la casa. Me dieron una patada, en el culo, yo puse el culo para que me la dieran y quise poner en práctica las ideas dellippismo por honestidad, para prepararme".

En Formentera pasó seis años, y allí grabó su disco Jo, la Donya i el Gripau. El regreso fue duro. "Había perdido el tren. La sociedad había cambiado tanto que no pillé nada. Me incorporé al furgón de cola y cuando llegó la Generalitat, a la canVó la dieron por saco. Todo el mundo se volcó hacia lo extranjero y me cogí una autoexcedencia que ha durado desde 1986, cuando publiqué Transnarcis, hasta 1993, con los trabajos Disc dur y De Riba a Riba".

Después de esta "excedencia", Riba parece ir a por todas. Además de estos dos discos, ha trabajado como actor en las películas Orquesta Club Virginia, Caín, El baile delpato y Bajarse al moro; colabora en tres periódicos catalanes; es el director y presentador del programa TrifTong, de TV3, y también es miembro de la Comisión Asesora para la Modernización de la Cultura, de la Generalitat.

Pasar por el tubo

"Espero que todo esto no signifique una rebaja en lo artístico", afirma. "Me doy cuenta de que estoy atado en la medida que me dejo atar, porque vivimos en una sociedad que no te da nada gratis. Tienes que pasar por el tubo, pero como es inevitable, de nada sirve querer evitarlo".A los 45 años y después de diez discos publicados -amén de cuatro libros-, Pau Riba no es un apologista del trabajo -"Reivindico la pereza aunque no soy perezoso. Vivo de muchas cosas para hacer música de verdad", dice-, y presenta su actuación de hoy en la sala Clamores, de Madrid, con aquel despego de antaño: "Todavía no me considero un cantante profesional, porque no estoy dispuesto a pagar el precio de dedicarme en cuerpo y alma a la música. De todas formas, me divierto mucho actuando el grupo que me acompaña. Suena contundente y hay un contraste muy curioso entre la guitarra flamenca de Toti Soler y el aire heavy de cuatro jóvenes músicos de Vic".

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