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Conde contesta a la intervención sólo con un recurso e insiste en que Banesto era viable con su plan

El ex presidente del Español de Crédito contradice las cifras del Banco de España

Andreu Missé

Mario Conde compareció ayer por primera vez para explicar su versión sobre la crisis de Banesto, 14 días después de que la entidad fuera intervenida por el Banco de España. Serio, con tono grave y prudente, se apoyó en numerosas cifras para dar apariencia de rigor a la detallada exposición de su plan de saneamiento, "el mejor para salvar Banesto". "Siempre con el máximo respeto", Conde condujo la intervención como si expusiera un tema de contabilidad en unas oposiciones. Nadie diría que había sido destituido de la presidencia del cuarto banco del país por sus errores de gestión. Solo, con la ayuda de unas gafas y los papeles de la comparecencia, contó únicamente con el respaldo de un grupo de ex consejeros sentados junto a los periodistas.

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Sorprendentemente, Mario Conde no transmitió ayer ni enfado ni disgusto. Por toda respuesta anunció "un recurso ordinario" contra la intervención del Banco de España. "No acudiremos a otras instancias", añadió, "mientras la dinámica procesal no lo imponga", lo que fue interpretado por varios de los casi 200 periodistas como una respuesta testimonial. Su mejor argumento fue que todo su patrimonio se lo había jugado en el banco.El ex presidente del Banco Español de Crédito contradijo las cifras de la inspección, afirmó que la entidad no precisaba la intervención del Banco de España y negó que fuera necesaria una reducción de capital.

A pesar de las insistentes preguntas, Conde dejó dos importantes interrogantes flotando en el ambiente. Dejó en un "no puedo responder" si antes de la intervención había recibido una oferta de las autoridades para vender sus acciones. Tampoco quiso pronunciarse sobre su actuación futura y se limitó a decir que se iba a dedicar a trabajar, "lo mismo que he venido haciendo desde los 17 años". Sí precisó que jamás se había superado el nivel legal de autocartera y que ni él ni los los miembros del consejo habían vendido acciones los días antes de la intervención.

Justificó su moderación y cautela en "la imagen de nuestro país y el prestigio de nuestras instituciones" y los intereses de "los miles de empleados de Banesto que durante años nos han demostrado su lealtad y nos han dedicado innumerables horas de esfuerzo y trabajo". Estaba claro que su actitud no sería beligerante y quizá con ello confiaba en lograr un trato menos severo por parte de las autoridades.

El ex presidente de Banesto hizo un discurso muy bien trabado, pero no convenció. Es más, aumentó la c9nfusión sobre las cifras y no respondió a ninguna de las durísimas críticas sobre su gestión contenidas en el informe de inspección del Banco de España -descontrol de los créditos morosos, anómala gestión de la tesorería, concentración de riesgos...-. Tampoco quiso pronunciarse sobre las palabras del gobernador Luis Angel Rojo, cuando en el Parlamento aludió a "los artificios contables" descubiertos en Banesto.

Conde, que en numerosas ocasiones amparó la bondad de sus planes en el apoyo del prestigioso banco norteamericano J. P. Morgan, recibió una bofetada de esta entidad pocas horas después de la conferencia de prensa al anunciar que no secundará el recurso.

El plan de saneamiento expuesto ayer por el anterior mandatario de Banesto ofrece nuevas discrepancias entre las cifras contenidas en el informe de los inspectores del Banco de España -confirmadas básicamente por los auditores de Price Waterhouse- y las admitidas por Banesto, según el citado informe. Los inspectores del Banco de España cifraron las necesidades de saneamiento de Banesto en 503.000 millones de pesetas. El mismo informe afirmaba que el banco reconocía unas necesidades de saneamiento de 372.000 millones, superior, por tanto, al capital y reservas del banco, de 359.000 millones de pesetas.

Mario Conde negó con contundencia esta cifra -fue su única manifestación en la que puso especial firíneza-. Según los datos que aportó, las necesidades de saneamiento inferiores se limitaban a 299.500 millones de pesetas. También calificó de injustificables las exigencias de 66.000 millones para provisionar el fondo de pensiones y de 8 1.000 millones de pesetas para la Corporación Industrial. "No existe -dijo respecto a esta última cuestión- ninguna norma legal ni contable que lo ampare".

El plan de saneamiento del banco expuesto ayer contenía cuatro fases. La primera, realizar un plan de saneamiento del activo -sin fondo de pensiones-, que ascendía a 265.500 millones de pesetas, correspondientes a créditos (166.000), dotaciones a la cartera de valores (60.500), reclasificaciones de partidas contables (23.000) y provisión especial para grandes créditos (15.000).

La segunda. Para compensar este ajuste del activo habría que efectuar una reducción equivalente en el pasivo. Para ello, Conde propuso reducir las reservas de la matriz en 180.000 millones de pesetas y generar un crédito fiscal de 85.000 millones, "lo que nos permitiría no pagar impuestos en cinco o siete años".

Tercera. Esta reducción supondría un déficit de recursos propios (capital más reservas) de 105.000 millones (el 26%).

Cuarta. Para compensar este déficit propuso una emisión de 400 millones de dólares de deuda subordinada y la venta del 25% del Banco Totta y Agores.

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