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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El país de las maravillas

En opinión de los que, como Pilatos, practican la política de lavarse las manos derrochando un imponente pasotismo ante un tema tan serio como el de la violencia escolar, los que pedimos una solución a este problema procedemos del país de las maravillas. Por esta razón, el director del colegio de mi hijo opina que nosotros hemos vivido en este lugar hasta ahora, si no consideramos un juego normal en los colegios el hecho de que un niño de 10 años sea sumergido de cabeza, literalmente hablando, en un contenedor de basura individual por alumnos, de cursos superiores, quienes permanecen sentados sobre la tapa hasta considerar oportuno dejarle salir para propinarle un puñetazo que le produce hemorragia nasal. Esto le ha ocurrido a mi hijo hace unos días, y estamos aún agradecidos de que no se produjera una asfixia, al no poder colocarse con la cabeza hacia arriba. Este acto de vandalismo se desarrolló en el mismo patio del colegio, durante un recreo, donde se supone que cuatro profesores vigilan para que no se produzcan peleas. No es éste un caso aislado ni esporádico, ya que ha ocurrido en otras ocasiones. Tambien es un juego normal el que consiste en introducir la cabeza de un niño en el retrete y tirar de la cadena. La opinión del director del colegio es que "estos juegos son normales en un colegio de Vallecas"; y manifiesta su impotencia para encontrar una solución, alegando incongruencias como que las leyes protegen la delincuencia en las calles o que estas cosas ocurren porque las hemos votado en las urnas. Al exponer este tema en el consejo escolar, la reacción de este señor hace suponer que presenta una ocasional perforación de tímpano. Llegados a este punto sería una nimiedad preguntarse sobre la utilidad del cuarto destinado a alojar el contenedor de la basura, puesto que éste se encuentra situado en el patio. Nosotros siempre hemos vivido en Vallecas. No señor, no venimos, del país de las maravillas, pero tampoco somos macabros personajes sacados de alguna comedia dantesca. Afortunadamente, no todos nos sentimos tan impotentes que nos resignemos a esperar la muerte de algún niño a manos de sus compañeros para que (como siempre ocurre) se tomen medidas a este respecto.-

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