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El Nadal cumple 50 años

Lafóret, Delibes, Sánchez Ferlosio, Matute, Cunqueiro y Vicent prestigian el premio creado en 1944

Manuel Vicent, que ganó el Premio Nadal en 1986 con Balada de Caín, considera que "no puede escribirse la historia de la literatura española de los últimos 50 años sin referirse a ciertas obras que lo han ganado". Y tiene razón, claro. La prueba está en los nombres de Carmen Laforet, Miguel Delibes, Sánchez Ferlosio, Ana María Matute. Álvaro Cunauciro. JesúsFernández Santos y un largo etcétera que jalona los 50 años del Premio Nadal, creado en 1944 por Ediciones Destino en homenaje a Eugenio Nadal, redactor jefe de la revista Destino fallecido aquel año .ElNadal cumple mañana los 50 y, para celebrarlo Ediciones Destino publicará en febrero un libro en el que reúne el palmarés de los ganadores, con colaboraciones estelares, fotografías y críticas de la época

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Los ganadores

El ganador del premio Nadal, a¡ que concurren este año 253 novelas -38 enviadas desde Barcelona, 41 desde Madrid, 95 desde el resto de España y las otras desde el extranjero- se llevará mañana tres millones de pesetas. En 1945, Carmen Laforet fue premiada con 5.000.Comenta la escritora, con voz apagada a través del teléfono, que no está para salir en los periódicos. "Ya no me dedico a la literatura", añade. Sin embargo, fue en parte su novela Nada la responsable de que el Premio Nadal naciera con buen pie. Desde que fue premiada el 6 de enero de 1945, de Nada se han vendido en librerías medio millón de ejemplares y ha quedado como un hito de la literatura española de posguerra. Pero aquella primera noche pocos eran conscientes de que nacía un premio que con el tiempo se convertiría en uno de los más prestigiosos de la literatura española.

El Nadal 1944 se otorgó en el desaparecido Café Suizo de La Rambla de Barcelona. Asistieron sólo seis o siete personas. Se habían presentado 26 originales y el jurado estaba formado por Ignacio Agustí, Joan Teixidor, José Vergés, Juan Ramón Masoliver y Rafael Vázquez Zamora.

"El premio nació con la voluntad de buscar nuevos autores", comenta Andreu Teixidor, actual director literario de Destino e hijo de Joan Teixidor, uno de los fundadores de la editorial. "El panorama de la posguerra era tan brutal, desértico y oficialista que los que llevaban la editorial pensaron que debía de haber una literatura oculta que había que descubrir. Y se les ocurrió crear el premio". El hecho de que Laforet se impusiera al oficialista César González Ruano en el primer Nadal supuso una garantía para el premio. Como lo fue que el novel Miguel Delibes lo ganara en 1947 por delante de Juan Manuel Pombo Angulo.

Convertido en plataforma de jóvenes autores de la posguerra, el Nadal aumentó su prestigio. Un nombre incontestable hoy en día, como es Miguel Delibes, ha manifestado en más de una ocasión: "Sin el Nadal es posible que no hubiera vuelto a escribir".

Matute y Ferlosio

La expectación ante la concesión del Nadal crece también de manera progresiva, y en 1949 se traslada del Café Suizo al Glaciar. Un año después, el acto de concesión se celebra en los salones del hotel Oriente, siempre en La Rambla. En 1958 el premio abandonó La Rambla y pasó a concederse en el hotel Ritz, donde se otorga todavía cada 6 de enero.

En los cincuenta, década en que el premio pasó de 35.000 a 150.000 pesetas, sigue habiendo entre los ganadores nombres ilustres de las letras españolas, como Luis Romero, Rafael Sán chez Ferlosio, Carmen Martín Gaite y Ana María Matute. El Jarama, de Sánchez Ferlosio, ganó el Nadal en 1955 y se convirtió en una de las novelas de más éxito de la época.

Mientras que Sánchez Ferlosio prefiere no hablar de El Jarama, Ana María Matute declara: "Tengo unos recuerdos estupendos del Nadal. Y no sólo de cuando gané en 1959, sino de las otras dos veces que me presenté. Los Abel quedó finalista en 1947 por detrás de Delibes. Yo tenía 19 años y recuerdo que me quedé en casa llorando".

Tras la concesión del premio a Primera memoria, de Ana María Matute, en 1959, llega un periodo de más pena que gloria.

Los grandes nombres que mar

caron los inicios del Nadal ceden paso a autores que no han confirmado su valía. En 1968, la concesión del Nadal a Un hombre que se parecía a Orestes, de Álvaro Cunqueiro, inicia un giro en la política del premio, que pasa a galardonar autores ya consagrados, como el mismo Cunqueiro, García Pavón o Jesús Fernández Santos.

En los setenta, con el premio situado en el listón de las 200.000 pesetas, vale la pena recordar como curiosidad el triunfo, en 1972, de Groovy, del hoy televisivo José María Carrascal.

La muerte de Franco y la transición democrática dieron paso a nuevos temas en las novelas presentadas. Lectura insólita de El Capital, de Raúl Guerra Garrido, es un ejemplo. En esta última etapa del premio, vale la pena destacar la concesión, en 1982, a La torre herida por el rayo, de Femando Arrabal. Por su aspecto polémico se recuerda la concesión, en 1984, a La otra orilla de la droga, del policía José Luis de Tomás García. La novela fue acusada de ba a calidad literaria.

Dos años después, con un jurado renovado, Manuel Vicent ganaba el Nadal con Balada de Caín y marcaba un nuevo punto de inflexión, con la inclusión de la obra ganadora en la lista de los libros más vendidos.

"El Nadal ya no se dedica a descubrir autores", argumenta Andreu Teixidor, "porque a medida que aumentó su fama hubo más escritores conocidos que querían obtenerlo. Además, ahora es más fácil publicar". "El espíritu del premio, de todos modos, sigue siendo el mismo, premiar la buena literatura".

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