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Grecia asume la presidencia de la UE con el objetivo de culminar la ampliación y luchar contra el paro

El Gobierno griego asumió ayer la presidencia semestral de la Unión Europea con dos objetivos: culminar los procesos de adhesión de los cuatro nuevos aspirantes (Austria, Finlandia, Noruega y Suecia) y combatir el desempleo, una lacra que afecta ya a casi 20 millones de europeos. Pero los roces que Atenas mantiene con sus socios a propósito del reconocimiento internacional de la República ex yugoslava de Macedonia y la difícil situación económica que atraviesa la Unión Europea supondrán importantes lastres para la acción del primer ministro socialista griego, Andreas Papandreu.

Grecia es el único país de la Unión Europea que no comparte frontera con ninguno de sus socios, es el más alejado de los criterios de convergencia económica y, con relación al conflicto que desangra la antigua Yugoslavia, mantiene una posición manifiestamente proserbia en los foros europeos. Además, sus escasos medios diplomáticos exigirán un apoyo constante desde Bruselas durante el ejercicio de su presidencia.La vuelta al poder del socialista Andreas Papandreu, de 74 años, en las elecciones celebradas el pasado mes de octubre en Grecia, despertó enormes recelos en los círculos comunitarios. Las dos ocasiones en que Papandreu ocupó la presidencia semestral de la Unión Europea, en 1982 y en 1988, logró importantes subsidios para su país, pero siempre dejó sentir el sesgo nacionalista de las ambiciones políticas griegas.

La indefinición política de Papandreu con respecto a su futura presidencia europea a lo largo de la pasada campaña electoral despertó todos los fantasmas en Bruselas cuando alcanzó la mayoría absoluta en su país. Sin embargo, las primeras declaraciones del primer ministro griego han sido asépticas y no han levantado suspicacias.

La lucha contra el paro, según ha declarado Papandreu, será "un objetivo mayor" de su presidencia, y el primer ministro griego considera que "todos los socios deben otorgar a este fin tanto interés como al de la Unión Monetaria".

Su segunda prioridad será la culminación, antes del próximo 1 de marzo, del proceso de adhesión de los cuatro aspirantes actuales. Posteriormente, Grecia espera poner en marcha el futuro ingreso de Malta y Chipre. "Nadie podría estar en desacuerdo con estas prioridades", declaró ayer a la agencia Reuter un diplomático occidental.

Sin embargo, Bruselas teme que Grecia convierta su presidencia en una verdadera plataforma para difundir su propaganda contra la República de Macedonia, que ya ha sido reconocida con ese nombre por seis países de la Unión Europea. Papandreu se ocupó de subrayar que Grecia "no es sólo un país balcánico y mediterráneo, sino que también es un miembro de Europa que ha asumido su misión europea", pero la agresiva política de Atenas contra el reconocimiento de Macedonia puede empañar su fe europeísta.

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Grecia ha reiterado que sólo reconocerá a la ex República Yugoslava de Macedonia si renuncia al término Macedonia en su nombre oficial. Según Atenas, que siempre se refiere a la República de Skopie, la inclusión de Macedonia en el nombre de la nueva nación esconde intenciones expansionistas que afectarían a los eslavos que residen en la zona norte de Grecia.

La Unión Europea, que atraviesa uno de los peores momentos económicos de su historia, se enfrentará este año, además, a unas elecciones que deben renovar el Parlamento Europeo el próximo mes de junio. Simultáneamente, deberá decidirse el relevo de Jacques Delors como presidente de la Comisión Europea, un cargo que abandonará a finales de año, y la renovación de gran parte de los comisarios destinados en Bruselas.

Después del colapso, el pasado mes de agosto, del Sistema Monetario Europeo -el mecanismo de cambios destinado a culminar en la creación de la moneda única- el índice de crecimiento económico previsto para este año no supera en conjunto el medio punto. La inestabilidad en los Balcanes y la creciente ansiedad de algunos países centroeuropeos por entrar a formar parte de la Unión, exigen pasos firmes hacia la ampliación en curso. Y no menos firmes en la lucha contra la recesión.

Papandreu ha saludado la ratificación por la Unión Europea de la Ronda Uruguay del GATT como un paso en la buena dirección, pero también ha vaticinado que las regiones industriales desarrolladas de Europa "seguirán sufriendo una grave recesión".

Pero si Grecia sigue empeñada en obstaculizar la ayuda económica de la unión a Turquía o el reconocimiento internacional de Macedonia, podrían dejarse de lado la grandes prioridades esbozadas por Papandreu.

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