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2.000 campesinos ocupan militarmente cuatro localidades del sur de México

Más de 2.000 campesinos rebeldes, apenas 200 según fuentes oficiales, se rebelaron ayer en el Estado mexicano de Chiapas, fronterizo con Guatemala, para exigir la retirada del actual Gobierno mexicano. Los campesinos rebeldes, armados con fusiles y machetes y ocultos los rostros con pasamontañas, son, en su mayoría, indígenas tzontiles, tojolabales y tzentales.

Agrupados en un denominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), los campesinos lograron ocupar las localidades de San Cristóbal de las Casas, Ocosingo, Las Margaritas y Altamirano, donde han tomado las sedes de las alcaldías, las comisarías de policía y las emisoras locales de radio. El alcalde de la localidad de Las Margaritas, Romeo Suárez Culebro, ha sido capturado y permanece como rehén de los campesinos indígenas.

En los enfrentamientos con efectivos del Ejército federal mexicano se produjeron al menos 6 muertos y más de diez heridos. Testigos presenciales aseguraron que los campesinos no atacaron a la población civil.

Deponer al dictador

Los zapatistas emitieron un comunicado en el que exigen a los poderes del país que restauren "la legalidad y la estabilidad de la nación, deponiendo al dictador". El mismo documento invita a sus seguidores a que avancen hacia la capital del país para "vencer al Ejército federal mexicano" y, posteriormente, "elegir libre y democráticamente a sus autoridades". Además, los campesinos rebeldes solicitan a la Cruz Roja y a la comunidad internacional que supervisen los combates que sus fuerzas armadas "libran protegiendo a la población civil" del Ejército federal.El comunicado del EZLN asegura que sus hombres luchan por una causa justa, y que no deben ser calificados como narcotraficantes, guerrilleros, terroristas o bandidos.

El Gobierno regional de Chiapas ordenó a las fuerzas públicas del Estado que "traten de disuadir" sin enfrentamientos a los indígenas. En un comunicado, las autoridades regionales recomiendan que "con tolerancia se procuren evitar hechos que podrían lamentar todos los chiapanecos".

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El Gobierno de Chiapas apela al buen sentido de los rebeldes para que reconsideren su actitud y participen en la solución de sus demandas por vía pacífica y asegura que, salvo en los cuatro municipios afectado, la tranquilidad es total en todo el Estado.

Felipe Arizmendi Esquivel, obispo católico de la ciudad mexicana de Tapachula, en la frontera con Gutemala, se ha ofrecido como mediador entre las autoridades y los zapatistas. Arizmendi ha pedido a los campesinos que depongan las armas y ha solicitado que "se busquen caminos de diálogo y de concertación en la paz para evitar una masacre de proporciones insospechadas".

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