Jaime Blanco desafía a González y se niega a retirar la moción de censura en Cantabria
El secretario general de los socialistas cántabros, Jaime Blanco, reconoció ayer que no ha pedido autorización al secretario general del PSOE, Felipe González, ni al vicesecretario general, Alfonso Guerra, para presentar una moción de censura contra el presidente cántabro, Juan Hormaechea. "He actuado libre y con la autonomía que me da ser el secretario general en Cantabria", dijo. En abierto desafío a la dirección socialista, Blanco afirmó que no está dispuesto a retirar la moción porque se lo diga su partido, sino sólo si el PP se aviene a dialogar para desalojar a Hormaechea.
Aunque la autonomía de los dirigentes del PSOE en su actuación empieza a ser un hecho cada vez más ostensible y asumido por el secretario general y por la ejecutiva, la decisión de Jaime Blanco ha molestado mucho más de lo habitual a Felipe González, según informan personas de su entorno.Las mismas fuentes indican que debería haberse ideado alguna estrategia que comprometiera al Partido Popular para que demostrara su sinceridad cuando dice que quiere expulsar a Hormaechea del poder.
Sectores renovadores del PSOE traducen la desobediencia de Blanco como una expresión de la lucha interna, ya que el político cántabro está adscrito al sector guerrista. El propio Blanco se ha encargado de proclamar su libre albedrío. "No lo sabía nadie de la ejecutiva: ni Felipe, ni Alfonso ni nadie. He actuado con la responsabilidad que me confiere ser secretario general". "Corno dice Felipe González, hay que hacer lo que hay que hacer", declaró Blanco a este periódico.
Lo cierto es que miembros de la ejecutiva del sector guerrista coincidieron ayer con Felipe González en desautorizar esa actuación. El responsable del área institucional, Abel Caballero, declaró: "No es bueno que una moción triunfe con apoyos de tránsfugas, y eso lo comparte todo el partido".
Posibles sanciones
El ex ministro Joaquín Almunia se expresó en los mismos términos, e incluso Carmen García Bloise apeló a los estatutos del partido por si cupiera la posibilidad de "una sanción" a Jaime Blanco por desobediencia, aunque reconoció "la desesperación" de sus compañeros de Cantabria por la situación de la comunidad.
González se mueve entre dos sentimientos contradictorios en relación a Cantabria. Por un lado, los datos que tiene de la situación económica e institucional "son pavorosos", indica un miembro de la ejecutiva. Por otro, considera inaceptable que su partido llegue al gobierno con ayuda de tránsfugas por la credibilidad que un hecho así resta a todo un eje de su política: la regeneración democrática, también denominada impulso democrático.
En la ejecutiva del PSOE se recogió ayer con irritación la acumulación de declaraciones de dirigentes del PP, cuando a algunos de ellos les han escuchado en privado señalar que hay que quitar a Hormaechea del poder para que el desgobierno de Cantabria no continúe. Precisamente las descalificaciones del PP son las que quería evitar Felipe González.
El secretario general del PP, Francisco Álvarez-Cascos, abrió el fuego al declarar a González "culpable" de la presentación de la moción de censura y le llamó "hipócrita" por hacer creer que él no estaba enterado de la decisión de uno de los suyos. Tanto en La Moncloa como en la ejecutiva del PSOE se relata una y otra vez la película de los hechos para intentar convencer de que no estaban enterados en absoluto, y de ahí la irritación con Blanco. Ayer, la estrategia de los socialistas perseguía el objetivo de poner la pelota en el tejado del PP. El propio Blanco declaró: "Si el PP se aviene a dialogar y a negociar con el PSOE la salida de Hormaechea, yo retiro la moción de censura".
Blanco hizo una llamada al presidente del PP, José María Aznar, para que ponga fin a la situación, ya que los diputados regionales del PP llevaron con sus votos a Hormaechea a la presidencia. "¿Qué ha pactado Aznar con Hormaechea para que le tenga tan atado?", se preguntó Blanco. Esta misma pregunta la formuló en alto Felipe González en plena campaña electoral de junio.
Dobles críticas
La situación es confusa si se tiene en cuenta que ayer mismo el secretario general de los populares, Francisco Álvarez-Cascos, a sus durísimas declaraciones contra los socialistas añadía otras no menos críticas contra Hormaechea. "Somos partidarios de un gobierno de centro-derecha que refleje la voluntad mayoritaria de los ciudadanos, pero en ningún caso presidido por Hormaechea".
La diputada socialista por Cantabria e integrante de la ejecutiva federal del PSOE Matilde Fernández interpreta que Aznar no puede entrar en el Partido Popular de Cantabria porque "teine que Hormaechea se quede con toda la derecha". Fernández pide al Partido Popular que sea "adulto y asuma sus responsabilidades". La ex ministra comprende las prevenciones de González en cuanto a pactar con tránsfugas, aunque concluye que "en Cantabria todos los partidos de la derecha tienen tránsfugas en su seno".
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