Irresistible

György Ligeti ha cumplido 70 años en 1993. Su música se mantiene lozana, fresca, comunicativa, ausente de retórica, concentrada y llena de vigor. Se ha podido volver a comprobar en las dos sesiones que la Fundación Juan March ha dedicado a la integral de su obra para piano y clave la semana pasada.El concierto de ayer tenía previsto el estreno mundial de los estudios 10 y 11 incluidos en el segundo cuaderno de los 12 Études, que es una de las aportaciones más interesantes por lo escuchado hasta ahora de la literatura pianística de las últimas décadas.

Pero desgraciadamente Ligeti no ha llegado a tiempo de terminar el número 10, y entregó el 11 hace sólo una semana, periodo insuficiente por la complejidad de la escritura para una interpretación en condiciones. Los otros 10 se tocaron con dominio técnico y fuerza expresiva por el pianista alemán Volker Banfield (a quien Ligeti ha dedicado tres de los 12 estudios) ante un público entusiasta que llenó la sala.

Tal vez la principal conclusión de este oportuno ciclo sea obvia, pero hay que subrayarla: cuando la música de nuestros días tiene gran calidad y está bien interpretada, arrastra de inmediato. Y la de Ligeti posee tanta fantasía como rigor estructural, conectando con una sensibilidad estética moderna y probablemente imperecedera.