El capea abucheado
En tauromaquia se entiende por casta cuando la res se defiende menos y se emplea más. En la corrida número 700 de esta plaza, los astados de Javier Garfias de los Santos cumplieron con los picadores y su acometividad a los de a pie fue desigual.
Pedro Gutiérrez Moya, Niño de la Capea, fue recibido con aplausos e invitado a salir al tercio con sus alternantes, pero fue despedido feamente con abucheos. Se vio desconfiado con su primero que traía la cabeza alta, punteaba y se revolvía. Pero lo que aumentó el descontento fue que no trasteara con desahogo al cuarto ya que aunque era tardo y difícil, a juicio de la concurrencia, podría haberle sacado provecho.
Por falta de decisión, Guillermo Capetillo dejó ir una buena oportunidad de triunfar y sólo enseñó mínimos detalles. El segundo era áspero y no lo pudo dominar. Pero el quinto, que humillaba, era el burel ideal para su peculiar estilo de torear y no lo aprovechó totalmente.
Garfias / Niño de la Capea, Capetillo, Mejía
Siete toros de Garfias presentables y desiguales de casta. El reserva fue aplaudido en el arrastre por bravo Niño de la Capea: abucheos; abucheos. Guillermo Capetillo: silencio; división de opiniones -salida altercio Manolo Mejía: vuelta al ruedo y salida a los aplausos. PlazaMonumental México, 26 de diciembre, media entrada, sexta corrida de la temporada 93-94.
Manolo Mejía exhibió un temple de tronío al dominar al animal que sustituyó al tercero. Ejecutó con tersura su oficio al alegre y fijo reserva. Cuajó una faena con la muleta bien cuadrada (planchada), pensando siempre qué hacer, citando de frente y marcando los tiempos de cada pase con precisión.