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Argelia pone en marcha un reactor nuclear construido con tecnología de China

"Argelia dice no al átomo militar" aseguró el ministro argelino de Exteriores, Mohamed Salah Dembri, en la inauguración del reactor nuclear Es Salam (La Paz), destinado a usos pacíficos, construido en Birine, a unos 250 kilómetros al sur de Argel. El auditorio del ministro lo componían el martes más de dos centenares de diplomáticos, políticos, periodistas y técnicos, testigos de la entrada de Argelia en la era nuclear.

Tras manifestar su firme rechazo al uso militar del átomo, el ministro hizo una pausa en su discurso. Dejaba así escrito en el aire y en la historia la decisión de su país de acceder a la energía nuclear y de renunciar al mismo tiempo a su uso militar, con lo que cerraba una larga polémica que se abrió en abril de 1991, cuando desde Estados Unidos se acusó a Argelia de estar construyendo una bomba nuclear con la ayuda de la República Popular China.Las revelaciones hechas entonces por The Washington Post sobre los proyectos nucleares de Argelia y China provocaron al principio una sacudida sísmica. Pero aquel mismo día el incidente se convirtió en un terremoto político como consecuencia de las declaraciones del portavoz del Departamento de Estado norteamericano, quien de manera confusa confirmó las intenciones de Argelia y la ayuda que China le estaba prestando. El debate se agrió y amplió con la posterior detención y expulsión de Argelia de un diplomático británico, el coronel de aviación William Mike Cross, cuando trataba de fotografiar las instalaciones de la base aérea de Ain Usera y el edificio civil destinado a albergar el reactor.

Guerra del Golfo

Todo ello se producía en un momento delicado, cuando comenzaba el conflicto del Golfo y Argelia se preparaba para unas elecciones legislativas tras el triunfo aplastante de los integristas en los comicios locales. El contencioso llegó más lejos y enfrentó a Washington y Pekín. La Casa Blanca acusó a los chinos de armar con tecnología nuclear a diversos países integristas y de intentar desestabilizar la zona. El presidente norteamericano amenazó con boicotear las exportaciones chinas.El martes, en medio de la explanada frente a la central de Es Salam, todo quedó clarificado. Un mensaje del director de la Oficina Internacional de Energía Atómica, Hans Blix, certificó el uso pacífico del reactor.

Pero por si ello no fuera suficiente, el ministro de Exteriores del Gobierno de Reda Malek recalcó el derecho de su país a acceder a la tecnología nuclear para usos pacíficos al tiempo que daba garantías precisas de que el ingenio nunca será utilizado para fines militares. Y como prueba de esta decisión anunció la próxima firma del Tratado de No Proliferación Nuclear.

El jefe de la diplomacia argelina incluso se comprometió a más. Efectuó un llamamiento para que el Magreb y Oriente Próximo se conviertan en una zona exenta de armas de destrucción masiva, "comenzando por las más mortíferas, las nucleares", y sugirió que todas las instalaciones atómicas de la zona sean destinadas a fines estrictamente civiles y pacíficos", y a la vez "sometidos a control internacional".

El reactor nuclear de Es Salam, con una potencia de 15 megawatios, es uno de los ingenios nucleares más importantes del continente, después de los de Egipto y Suráfrica. Argelia ha contado con la cooperación de China, que ha ayudado, asimismo, en estos últimos años a la república magrebí en la fabricación de armamento ligero. Dos plantas, la de explosivos de Jenchela y la de pistolas y fusiles ametralladores en Seriana, fueron inauguradas en 1990.

Parlamento Europeo

Por otra parte, el Parlamento Europeo (PE) ha aprobado una resolución en la que invita a los Doce a, extremar su atención con respecto a las actividades de los integristas argelinos refugiados en la Unión Europea (UE) y pide a los distintos Gobiernos que coordinen sus acciones con el argelino.Los europarlamentarios se muestran "indignados por el mensaje lanzado por militantes del FIS [Frente Islámico de Salvación] en el que exigían la salida de los residentes extranjeros de Argelia [unos 5.000, la mayoría ciudadanos de la UE] antes del 1 de diciembre".

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