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España quiere impedir que los nuevos miembros de la UE aceleren la Unión Monetaria en 1997

España exigió ayer que las economías de los países candidatos a ingresar en la Unión Europea queden excluidas a la hora de decidir, en diciembre de 1996, si hay suficientes países para iniciar la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria (UEM) o si ésta debe aplazarse hasta el 1 de enero de 1999. Los cuatro países candidatos -Austria, Finlandia, Suecia y Noruega- tienen macroeconomías más saneadas que la media europea, por lo que su ingreso en la UE aumentará las posibilidades de que se dé el número mínimo de Estados que cumplan con Maastricht.

Al intentar "tapar" a esos países en la evaluación final, Espana intenta evitar que se dé ese "quorum", lo que revela las dudas del Gobierno español sobre las posibilidades que tiene España de cumplir los criterios de Maastricht el 1 de enero de 1997.España lanzó ayer su propuesta con la boca pequeña, a tenor de las prudentes explicaciones dadas en rueda de prensa por el secretario de Estado para las Comunidades Europeas, Carlos Westendorp, que corrió con la responsabilidad de sustituir al ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, en un consejo de ministros de Asuntos Generales en el que España se erigió en protagonista y centro de atención.

Westendorp explicó por activa y por pasiva que España espera que esta cuestión "no sea un obstáculo" para la ampliación, aunque recordó que las votaciones en el cartapacio de unión monetaria en las negociaciones de adhesión se han de hacer por unanimidad, por lo que la posición española podría ser decisiva en el caso de mantenerse. Otras fuentes destacaban que España ponía sobre el tapete un elemento de gran presión frente a los países de la adhesión, que se podrían ver forzados así a hacer concesiones en otros capítulos de las negociaciones.

A pesar de las reticencias de España -defensora sin éxito de la tesis de que primero hay que profundizar en la Unión a Doce, y luego ampliarla- los Doce han expresado reiteradamente su deseo de que las negociaciones de adhesión queden cerradas el 1 de marzo de 1994, de forma que puedan recibir el visto bueno del Parlamento Europeo antes del final de la legislatura, con lo que la ampliación sería efectiva el 1 de enero de 1995. Sin embargo, el creciente desinterés por la adhesión en Suecia y Noruega, aunque también en Austria, ha reabierto las dudas sobre si todos los países candidatos acabarán aceptando el ingreso en la Unión Europea.

Westendorp reiteró que España no quiere modificar los criterios adoptados en Maastricht, que obligan a los Doce a converger en materia de inflación, tipos de interés, deuda pública, déficit público y estabilidad cambiaría. Sin embargo, lapostura española viene a poner sobre la mesa las dudas existentes sobre la posibilidad de que España cumpla estos criterios. En la práctica, la exclusión de estos cuatro países del balance final tiene dos consecuencias: evita que los criterios de Maastricht se endurezcan al entrar en la evaluación países con economías más saneadas que la media europea, al tiempo que impide que la entrada de estos nuevos miembros pueda facilitar que se dé el "quorum" mínlmo exigí do por Maastricht para pasar a la tercera fase. Este "quorum" está fijado en siete países en una Unión a Doce, y la Comisión quiere que se amplíe a nueve en el caso de una Unión con Dieciséis Estados miembros.España admite que los nuevos miembros se incorporen a la tercera fase de la UEM el 1 de enero de 1997 si cumplen las condiciones, pero sólo si las cumplen también siete de los actuales Doce miembros. Como esto último parece hoy muy difícil, la tercera fase quedaría aplazada hasta el 1 de enero de 1999. España justifica su postura con el argumento de que los criterios de Maastricht se fijaron en función de la Comunidad de entonces, y no de una Unión con 14 o 16 miembros. "Cuando negociamos Maastricht [Austria, Noruega, Suecia y Finlandia] no estaban en la fotografia", sostenía ayer un alto cargo español.

Carlos Westendorp negó que España intente retrasar dos años la UEM porque no vaya a cumplir con Maastricht. "Lo que pretendemos es mantener las mayorías de la Comunidad para evitar que se rompan los equilibrios actuales", dijo. "No se trata de un obstáculo a la ampliación de la Unión, si no del establecimiento de un periodo transitorio de dos años en materia de Unión Monetaria. También España tuvo periodos transitorios en pesca y Portugal en agricultura cuando se incorporaron a la Comunidad", explicó.

La postura española fue "muy bien recIbida" por Portugal, Italia y Grecia y con un significativo silencio por parte del Reino Unido y Bélgica, países con grandes dificultades para cumplir la convergencia. Westendorp, sin embargo, afirmó que ningún país había apoyado la propuesta española.

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