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UNA ALTERNATIVA AL NARCOTRÁFICO

Las secuelas de la prohibición

El primer argumento de quienes defienden la legalización de las drogas es sencillo de entender: Lo que hay ahora no funciona, el sistema actual de prohibición-represión-sanción se ha mostrado carísimo e ineficaz. Ha fracasado en sus dos objetivos principales: que haya menos droga y menos consumidores de droga. Cálculos hechos a nivel mundial señalan que la cantidad de estupefacientes incautados por la policía representa un 10% de todo el volumen en circulación.Son sus argumentos. Los explican José Luis Díaz Ripollés, catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Málaga y miembro de la comisión coordinadora del Grupo de Estudios de Política Criminal, principal promotor en España de una alternativa a la penalización; y Ramón Sáez, juez y coordinador de la Comisión de Política Criminal Alternativa de la organización Jueces para la Democracia:

-Los daños que causa la actual política de drogas son mayores que las ventajas que se buscaban. No se ha conseguido que haya menos tráfico y consumo de drogas.

- Se han formado organizaciones clandestinas con un poder económico y una capacidad de corrupción sin parangón en la historia.

- Ha bajado alarmantemente la calidad de la droga consumida; ahora nadie sabe lo que toma. Esas alteraciones y mala calidad del producto ocasionan perjuicios graves para la salud, como las sobredosis; la degeneración en su uso es una de las principales causas de expansión del sida.

- En aras de la represión, se alteran principios básicos de un Estado de Derecho; a la gente se le puede detener por la calle, se pueden hacer redadas masivas, reconocimientos anales y vaginales...

- La cuestionable distinción entre drogas legales (alcohol, tabaco) e ¡legales se ha convertido en una nueva forma de opresión de los países poderosos; las legales son las de tradición occidental.- Ha aumentado la inseguridad ciudadana. Los pequeños traficantes (camellos-consumidores) se ven abocados a un mundo cada vez más marginal en el que la delincuencia se convierte en una espiral sin salida.

- El gasto público en toda esa persecución es elevadísimo. Todo ese dinero podría dedicarse a una política preventiva.Cruzada histérica

Ramón Sáez explica: "Hay que huir de la hipocresía y buscar otras salidas con más imaginación, y sin descalificaciones para quienes proponemos la alternativa de la legalización. Brindamos una alternativa factible para que, por lo menos, la sociedad y las fuerzas políticas la discutan y salgamos de esta cruzada histérica contra las drogas en que estamos inmersos. No pedimos liberalizar el comercio de drogas, sino legalizarlo; para que tenga el mismo tratamiento que un medicamento. Que la heroína y la cocaína, las llamadas drogas duras, se vendan en farmacias a mayores de edad; y que los derivados del cannabis (hachís, marihuana) tengan el mismo tratamiento por las autoridades que el alcohol o el tabaco".

¿Por qué tanto consenso entre los Estados para optar por la vía prohibicionista? Díaz Ripollés cree que la pauta la marca EEUU, y que ningún Gobierno quiere arriesgarse por otra vía que no sea la de la espectacular persecución del narcotráfico por miedo a perder apoyo electoral. "Cuando EEUU decida cambiar de política respecto a las drogas, los demás países cambiarán", dice el catedrático malagueño. "Mientras tanto, su campaña contra el narcotráfico le permite inmiscuirse en la política de otros países, sobre todo en Latinoamérica".

¿Qué puede hacer cambiar a Estados Unidos? "Que la represíón llegue a un punto insostenible económicamente", contesta Díaz Ripollés. El presupuesto de las agencias antidroga en EE UU ha pasado de los 150.000 millones de pesetas en 1982 a 1,5 billones en 1992.

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