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Israel y la OLP se resisten a hacer concesiones para desbloquear el plan de paz

A pesar de intensos contactos diplomáticos, Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) no parecían anoche dispuestos a hacer la más mínima concesión para sacar del estancamiento el proyecto de paz que firmaron hace tres meses en la capital estadounidense. Trasladadas inesperadamente a Oslo, la cuna del plan de paz, las negociaciones comenzaron ayer, inesperadamente, entre el más profundo hermetismo por acuerdo de ambas partes, según Reuter. En el enclave cisjordano de Ramala volvieron a registrarse enfrentamientos entre jóvenes palestinos y el Ejército israelí.

Antes de la reunión de anoche en Oslo, la OLP había anunciado que se mantendrá firme en tres demandas que considera claves: La cuestión del control de fronteras entre Jericó y Jordania y entre Gaza y Egipto; la extensión territorial de Jericó y el futuro régimen de los asentamientos judíos, que quedarían, técnicamente, dentro del territorio palestino autónomo en caso de cumplirse al pie de la letra la declaración de principios firmada en Washington el pasado 13 de septiembre.Los israelíes, por su parte, volvieron a hablar de aplazamientos. En su papel de intermediario, el Gobierno de Noruega trata de conciliar los criterios de las delegaciones de palestinos e israelíes, reunidas en un hotel de Oslo.

Era evidente, sin embargo, que Israel no quiere dar nivel a ese encuentro. Un portavoz israelí, que confirmó el encuentro de anoche, aseguró que Simón Peres sólo permanecerá una noche en Oslo para volver inmediatamente a Israel. En adelante, la delegación israelí estará presidida por el ministro de Medio Ambiente, Yossi Sarid, a quien acompaflará el jefe del Estado Mayor conjunto, el general Amnon Shahak.

La falta de perspectivas y la sensación de parálisis tiene una consecuencia inmediata en el plano político: un abrupto deterioro de la situación en el pueblo cisjordano de Ramala. Medio centenar de palestinos coreando consignas contra Arafat y el proceso de paz bloquearon calles e incendiaron neumáticos en la más reciente manifestación de repudio al plan de Arafat.

Tres jóvenes palestinos resultaron heridos en enfrentamientos con tropas del Ejército israelí, que impusieron el toque de queda y cerraron un buen sector de la Cisjordania ocupada. "Este es un mensaje que Arafat debe tener en cuenta: En Cisjordania y Gaza la gente está cansada de tantas concesiones", comentó un residente de Ramala.

Esa era precisamente la impresión que trataba anoche de eliminar el comité ejecutivo de la OLP, reunido en Túnez en vísperas de los contactos de emergencia en la capital noruega. El mensaje que Túnez trataba de transmitir tanto al Gobierno israelí como a los cada vez más desilusionados palestinos de los territorios ocupados era claro: Arafat no va ceder un milímetro. En su contra juega, sin embargo, la enorme sensación de frustración entre sus propios seguidores.

Fuentes cercanas al comité ejecutivo de la OLP dijeron que el propio Arafat descartó airadamente versiones de que piensa transigir en los tres puntos clave para la continuación del diálogo con los israelíes.

De hecho, la posibilidad de una cumbre entre Arafat y el primer ministro israelí, Isaac Rabin, antes de la Navidad en El Cairo parecía haberse desvanecido por completo.

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