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Major y Reynolds dan paso a la unificación irlandesa

Londres y Dublín se comprometen a respetar la autodeterminación del Ulster

Enric González

El Reino Unido y la República de Irlanda dieron ayer el primer gran paso hacia la paz en Irlanda del Norte. Los dos primeros ministros, John Major y Albert Reynolds, respectivamente, firmaron en Londres una declaración conjunta destinada a acabar con 25 años de terror y siglos de enfrentamiento. Ambos Gobiernos se comprometieron a facilitar y respetar el derecho a la autodeterminación de la población norirlandesa, abriendo, según Major, "una oportunidad histórica, quizá irrepetible" para que los violentos abandonen las armas. La declaración hace factible la unificación de la isla.

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"Defender el deseo de la mayoría"

John Major y Albert Reynolds se habían comprometido a alcanzar un acuerdo antes de Navidad. Ayer, envueltos en la pompa de las grandes ocasiones, cumplieron con su palabra. La llamada Declaración de Downing Street, siete folios cuya redacción requirió varios meses de negociaciones intensas, fue acogida con entusiasmo por los Parlamentos de ambos países y con enorme esperanza por la mayoría de los partidos y ciudadanos norirlandeses. En un desacostumbrado discurso televisado al país, Major explicó el alcance del acuerdo y ofreció a todo aquel "que realmente busca la paz" un puesto en las discusiones.La Declaración de Downing Street se redactó con un cuidado exquisito por equilibrar las concesiones de cada bando implicado, tanto las ofrecidas por los Gobiernos de Dublín y Londres como las exigidas a las dos comunidades norirlandesas.

Albert Reynolds afirmó: "No puede haber ganadores y perdedores si queremos una paz duradera". "El Gobierno británico no es de ningún modo enemigo de la tradición nacionalista irlandesa, y el Gobierno irlandés no es enemigo de los derechos de la tradición unionista", agregó el primer ministro irlandés.

En el propio documento se reconocía, sin embargo, que aún faltaba mucho para que pudiera hablarse de paz. La Declaración de Downing Street era solamente "el punto de partida de un proceso de paz destinado a culminar en un acuerdo político" para Irlanda del Norte, fuera como parte de una Irlanda unificada, dentro del Reino Unido como hasta ahora, o en cualquier otra situación concebible. "Esta declaración no cierra ninguna puerta, salvo la de la violencia", manifestó John Major.

En las últimas semanas se había extendido el temor a que las previstas concesiones a la minoría nacionalista (proirlandesa y en general católica) enfurecieran a los unionistas (probritánicos y protestantes), especialmente desde que se conocieron los contactos regulares entre el Gobierno británico y el IRA (Ejército Republicano Irlandés).El unionista radical Ian Paisley justificó ayer ese miedo: Enfurecido, rabioso, completamente fuera de sí, Paisley calificó de "traición" el acuerdo y lanzó veladas advertencias sobre un inmediato recrudecimiento del terrorismo protestante, encarnado por los Luchadores por la Libertad del Ulster (UFF). "Queda claro que hay que usar la bomba y la pistola, como ha hecho el IRA, para captar la atención de los políticos en Londres", bramó Paisley ante las puertas del 10 de Downing Street.

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Reacción esperanzada

El Partido Unionista del Ulster, el principal grupo protestante y la fuerza más votada en Irlanda del Norte, tuvo por el contrario una reacción esperanzadora. Protestó contra algunas de las concesiones a la República de Irlanda, vista en sus estatutos como "un país extranjero con reivindicaciones ilegítimas sobre nuestro territorio", pero se mostró dispuesto a marchar por la senda de cooperación con la minoría nacionalista. "El acuerdo no es tan malo como nos temíamos", declaró incluso un portavoz de este partido.Los moderados del Partido Socialdemócrata y Laborista, de John Hume, que en verano negoció el borrador de un plan de paz con el Sinn Féin (brazo político del IRA) y sentó las bases para la declaración de ayer, se felicitó por el histórico acuerdo.

Hasta el Sinn Féin mostró un espíritu constructivo y se declaró dispuesto a "estudiar los detalles del texto". Por primera vez desde 1975, los portavoces políticos del IRA estudiaban ayer seriamente la posibilidad de entregar las armas. Por primera vez también, se les ofrecía la posibilidad de que la isla de Irlanda quedara unificada, su gran objetivo histórico.

El apoyo del frente ultranacionalista Sinn Féin-IRA es esencial para que prospere la iniciativa para la paz de Irlanda del Norte. El primer ministro británico expresó al respecto su "profunda esperanza" en que el Sinn Féin aceptara "la mano que se le ha tendido".

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