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Pujol advierte al Ejecutivo que la cuestión autonómica no puede esperar indefinidamente

Desleal. Hacía meses que Jordi Pujol no utilizaba este calificativo al referirse al Gobierno. Tampoco había tenido ocasiones para ello. Votó la investidura de Felipe González y los Presupuestos Generales del Estado. A cambio, el Gobierno cedió en el traspaso del 15% del IRPF. El pasado viernes, el ministro del Interior, Antoni Asunción, llevó al Consejo de Ministros el nombramiento de un nuevo gobernador civil de Barcelona, en vez de amortizar la plaza y dejar sus funciones en manos del Delegado del Gobierno como Pujol quería. La advertencia del presidente catalán al PSOE no se ha hecho esperar: el Ejecutivo no puede pensar que su apoyo es gratuito y que la cuestión autonómica puede esperar indefinidamente.

Cuando Asunción telefoneó el jueves por la tarde a Pujol para comunicarle que llevaba al Consejo de Ministros del día siguiente el nombramiento de Jaume Casanovas, la reacción del político nacionalista fue de frialdad. Las emisoras de radio catalanas llevaban todo el día dando el nombre de Casanovas como seguro sustituto de Ferran Cardenal. El presidente catalán no pudo menos que comentar más tarde: "Espero que el error de Asunción sea el propio de un novato [tomó posesión el 25 de noviembre]; si no, no iremos bien".Detrás de la crítica de Pujol se esconde su obstinación por abrir de una vez la negociación con el Gobierno sobre la reforma de la Administración periférica del Estado y, de una manera más global, sobre la cuestión autonómica. El presidente catalán teme que, una vez aprobados los presupuestos, se haya enfriado el interés del Gobierno por satisfacer a los nacionalistas catalanes. Desde las filas de CiU, el apoyo al PSOE es cuestionado públicamente por Unió Democrática, cuyos dirigentes opinan que los socialistas no se han ganado una actitud tan dócil.

En el caso del gobernador civil de Barcelona, Pujol se considera maltratado por partida doble. Primero, porque el 4 de agosto de 1993 el vicepresidente Narcís Serra anunció en Barcelona que el Gobierno había decidido emprender la reforma de la Administración periférica del Estado. "Hemos de simplificar la Administración", señaló, sin descartar que los gobiernos civiles pudieran verse afectados por la reforma. "0 no manda o miente", ha comentado ahora un colaborador de Pujol.

Pero es que además, Pujol considera una ironía que en todas las comunidades autónomas españolas excepto en tres -Cataluña, País Vasco y Galicia- el delegado del Gobierno ya haya asumido las funciones del gobernador civil de la capital administrativa de la autonomía. Así sucede en Sevilla, Valladolid, Toledo, Valencia, Zaragoza, Las Palmas, Badajoz y Murcia, donde los gobernadores civiles ya no existen. Obviamente, en las comunidades autónomas uniprovinciales -Madrid, Cantabria, Asturias, Navarra, La Rioja y Baleares- sucede lo mismo.

"Por una vez que Pujol pide idéntico trato que el resto de las autonomías, el Gobierno aplica un criterio diferenciador para Cataluña", señala una fuente nacionalista. En medios del Gobierno catalán se asegura que muy probablemente finalizará el año sin que se haya producido la esperada reunión entre Felipe González y Jordi Pujol, pese a que estaba previsto celebrarla antes de navidades.

Algunas comunidades autónomas solapan la figura de los gobernadores civiles con la de los delegados del Gobierno y otras no. Las razones de estas diferencias son históricas y no jurídicas, según fuentes del Gobierno. La ley de 1983 que desarrolla la figura del delegado del Gobierno se limita a señalar que el delegado podrá asumir la función de gobernador civil.

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