EL LIBRE COMERCIO.

La Unión Europea y Estados Unidos interrumpieron ayer las negociaciones bilaterales para la obtención de un acuerdo en la Ronda Uruguay, justo cuando sólo faltan ocho días para que venza la fecha fatídica. Los negociadores comerciales, el comisario europeo Leon Brittan, y el embajador especial norteamericano, Mickey Kantor, se separaron poco antes de las ocho de la mañana de ayer, tras una noche entera de negociación, sin acuerdo global, pero con mucho camino andado. Ambos expresaron en Ginebra, sede del GATT, su convicción de que habrá acuerdo. Brittan se declaró "totalmente convencido" de ello; Kantor manifestó que, pese a las dificultades "puedo garantizar que habrá un acuerdo".Las dificultades existen porque Estados Unidos quiere libre comercio para los productos audiovisuales de la poderosa industria de Hollywood y los europeos desean, en cambio, preservar la industria propia y evitar la entrega de todo el mercado al cine norteamericano. En agricultura, en cambio, la negociación ha quedado cerrada y Francia ha aceptado, al fin, ciertas reducciones y recortes a las subvenciones.

Las últimas 48 horas de negociación entre la UE y Estados Unidos han sido la imagen misma del caos. Como en la mesa revuelta donde se juega la partida de póker, nadie sabía durante la jornada del lunes si había acuerdo sobre agricultura o si se estaba al borde de la ruptura. También como en el juego de cartas, las declaraciones de unos y otros no iban siempre en consonancia con la realidad.

La frase ya estereotipada de "que no hay acuerdo sobre nada hasta que no hay acuerdo sobre todo" permitía a los jugadores más impávidos seguir negando la existencia de avance alguno para poder así seguir exigiendo más al contrario.

Con las luces de la madrugada las cosas se clarificaron. Kantor y Brittan se separaron con un acuerdo prácticamente sobre todo, del que están excluidos los audiovisuales y la aeronaútica.

Acusaciones

En ambas cuestiones los norteamericanos acusan de proteccionismo y de subvenciones desleales a los europeos. Al filo de las nueve, la Comisión Europea dio su bendición a lo acordado, y poco después el comisario Brittan comparecía ante los ministros de Exteriores de los Doce, reunidos en Consejo de Ministros, para rendir cuentas del acuerdo y del desacuerdo.

Cinco de los Doce -Holanda, Luxemburgo, Bélgica, Reino Unido y Alemania- dieron suvisto bueno al pacto agrario -nueva versión del acuerdo de Blair House-. Los otros han expuesto sus nuevas exigencias bajo el tarareo del acuerdo sobre todo y sobre nada. Una parte de los problemas que se derivan del acuerdo agrario no tienen que ver con EE UU, sino que son cuestión interna de los Doce, principalmente los que hacen referencia al presupuesto comunitario, en la medida en que los países más perjudicados por las limitaciones a la exportación agraria subvencionada buscan compensaciones financieras.

Otra parte de los problemas no tienen que ver ni tan sólo con la agricultura, sino con las relaciones comerciales de la UE.Este es el caso de la polémica sobre las armas comerciales europeas, entre los países de tradición más liberal, que no desean endurecer los sistemas de defensa comercial, y los más proteccionistas, que quieren aprovechar la negociación de la Ronda para que la UE se dote de un sistema eficaz para castigar a los competidores desleales.

Los primeros (Holanda, Reino Unido y Alemania) creen suficiente el actual sistema, en el que la Comisión no puede sancionar si hay una minoría de bloqueo en contra. Los otros países (con España y Francia en cabeza) quieren que se necesite una mayoría de votos en el Consejo para bloquear una sanción de la Comisión. La falta de armas comerciales es especialmente inquietante si EE UU no acepta, como es el caso, la creación de una OMC (Organización Multilateral de Comercio) que imponga su ley por encima de las legislaciones nacionales, pero según el propio ministro español de Exteriores, Javier Solana, puede aplazarse para después del 15 de diciembre.

Con el acuerdo parcial bajo el brazo, los negociadores viajaron ayer mismo a Ginebra, donde no se excluye que vuelvan a producirse contactos. El próximo rebote de las negociaciones alcanzará a los jefes de Estado y de Gobierno, reunidos en Consejo Europeo el viernes y el sábado: