_
_
_
_

La derrota en Brandeburgo ahonda la crisis democristiana en Alemania

El descalabro de la Unión Cristiana Democrática (CDU), del canciller Helmut Kohl, a manos de los votantes del Estado de Brandeburgo, en la antigua Alemania comunista, y el claro giro a la izquierda con que se saldaron el domingo las elecciones locales, las primeras en la antigua RDA desde la unificación, han acentuado la sensación de que la larga hegemonía de los democristianos en el Gobierno de Bonn empieza a eclipsarse. Los socialdemócratas (SPD), claros vencedores, inician eufóricos el maratón electoral que desembocará en las generales de octubre de 1994, mientras los comunistas renovados (PDS) confirman su arraigo en el Este.

La CDU evitó la vergüenza de verse superada por el PDS, pero registró una pérdida de 10 puntos con respecto a los anteriores comicios, al recoger tan sólo un 21,9% de los votos. El SPD, por contra, pasó de un 28, 1 % a un 34,3%, y el PDS, de un 16,6% a un 20,2%. Los demás partidos obtuvieron resultados más que discretos. Tanto los liberales (FDP) como Alianza 90/Los Verdes se quedaron en torno al 6%. La extrema derecha, muy activa en este land, desapareció prácticamente del mapa. Uno de sus líderes más carismáticos, Frank Hübner, que se presentaba a la alcaldía de Cottbus, obtuvo tan sólo el apoyo de 79 de sus conciudadanos.Lo primero que confirman estos comicios es el deterioro creciente de la coalición que gobierna en Bonn, y especialmente del canciller Kohl, que ayer veía cómo el nerviosismo se adueñaba de su partido. Lo segundo es que, al igual que sucediera en Polonia -y la ex RDA sale de una situación similar-, pese a la heterogeneidad de sus propuestas y orígenes, se ha producido un notable giro del electorado hacia la izquierda, evidente cuando se suman los votos de socialdemócratas, comunistas renovados y verdes, que juntos acaparan un 64% de las preferencias de los votantes. La CDU, la artífice de la unificación, que dominó el año electoral de 1990 subida en la ola de optimismo de aquel momento, se hunde a marchas forzadas.

Contar con los comunistas

Importante es la constatación de que en la antigua. RDA los comunistas siguen siendo una fuerza con la que hay que contar y que no puede ser descalificada simplemente por sus relaciones con el pasado reciente, incluso si se trata de colaboracionismo con la Stas¡, la odiada policía política del antiguo régimen. Caso curioso y ejemplar es lo sucedido en la capital del land, Potsdam, donde el candidato del PDS, Rolf Kutzmutz, que admitió con absoluta candidez que había sido colaborador de la Stas¡ desde 1971, obtuvo el 45% de los votos. "Mi biografía no empezó en l989", había dicho refiriéndose al año de la caída del muro.

Pese a que los comicios de ayer son difícilmente extrapolables a la totalidad de Alemania, y menos aún a la parte occidental del país donde el PDS es prácticamente inexistente, muestran a las claras la ruptura del mapa político tradicional y la sensación de que en el futuro todo es posible. El líder socialdemócrata, Rudolf Scharping, pese a calificar el éxito del PDS como "una mezcla entre nostalgia, viejos esquemas de comportamiento y nuevas frustraciones", no excluyó coaliciones en el ámbito local con los comunistas, lo que desató las iras del socialcristiano bávaro Theo Waigel, ministro de Hacienda en Bonn, quien sugirió que su partido podría aliarse con la extrema derecha si el SPD lo hace con los comunistas.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_