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Los Doce insisten en flexibilidad laboral y en bajos salarios para salir de la crisis

Los ministros de Economía y Finanzas de los Doce aprobaron en la reunión celebrada ayer (Ecofin) sus recetas para salir de la crisis,, que deberán recibir el respaldo político de los jefes de Estado y de Gobierno en lacumbre de los próximos días 10 y 11 de diciembre. Los Doce han hecho todo un ejercicio de prudencia y conservadurismo en sus primeras orientaciones generales sobre política económica, que en la práctica han quedado casi reducidas a predicar moderaciónsalarial y flexibilídad laboral y a abrir las puertas a la reducción de las cotizaciones sociales. Los ministros de Economía y Finanzas tendrán el privilegio de acompañar a sus respectivos jefes de Gobierno al Consejo Europeo para lanzar su mensaje.

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Las Grandes orientaciones de las políticas económicas son un ejercicio anual que los Doce aplican por primera vez y que viene obligado por el artículo 103 del Tratado de Maastricht. Su mayor valor radica en que son adoptadas por mayoría cualificada pero deben ser aplicadas en la unanimidad de los Estados miembros. A la larga pueden convertirse en un instrumento de extraordinaria importancia política que permita a la Unión Europea marcar una política económica común para toda la Comunidad. Sin embargo, el documento aprobado ayer respira prudencia por todos sus poros. No sólo no aportó ninguna sorpresa, sino que, incluso, podó las pocas iniciativas concretas lanzadas días atrás por la Comisión en los sucesivos borradores que sirvieron de base al texto aprobado ayer. Las medidas propuestas son las ya conocidas recetas basadas en la liberalización del sector servicios, la reforma del mercado de trabajo, una mayor movilidad de la mano de obra y ligar la evolución salarial al objetivo de inflación. Cargas sociales

Los ministros advierten que la necesidad de crear empleo impedirá que los salarios reales crezcan en algunos países y en otros incluso "se pueden dar reducciones salariales". Los Doce quieren diversificar las negociaciones salariales, sin referencias comunes, para tener en cuenta las diferencias entre países, entre sectores económicas, entre empresas e incluso entre niveles de cualificación laboral.

Los Doce abren el melón de las demandas patronales en favor de una reducción de las cargas sociales al admitir que "es necesario que el sistema fiscal y el sistema de cotizaciones a la seguridad social no dificulten la creación de empleo", aunque advierten que ninguna reforma en este sentido puede afectar a los presupuestos públicos. Los Doce dan especial importancia a reducir las cotizaciones sociales en los contratos peor pagados y los de los trabajadores jóvenes, precisamente en línea con algunas de las propuestas que más han enojado a los sindicatos españoles en las negociaciones del pacto social.

A pesar de ello, el ministro español de Economía, Pedro Solbes, descartó medidas a corto plazo sobre la actual estructura de los gastos sociales en la contratación y matizó que de lo que se trata es de reflexionar sobre esta cuestión en el futuro.

El texto, de apenas cuatro fólios, evita a toda costa los objetivos cifrados porque los ministros entienden que puede ser muy peligroso marcarse objetivos comunes en economías tan divergentes como las de los doce países miembros de la UE.Tipos de interés

Así, han desaparecido las referencias cifradas a tipos de interés e incluso ni se pide su recorte de forma explícita. Los ministros se limitan a constatar que una bajada de tipos de interés realizada sobre una base sana constituye el instrumento más importante actualmente disponible para mejorar las perspectivas de la Comunidad a corto plazo.

A pesar de su pánico a los objetivos concretos, los ministros reiteran el objetivo común de situar la inflación en tomo al 2%3% en la mayor parte de los Estados miembros y de la estabilidad de tasas de cambio, así como la progresiva reducción de los déficit públicos hasta situarlos en 1996 en el 3%, de acuerdo con los objetivos de Maastricht.

La presidencia belga ha añadido un preámbulo a estas grandes orientaciones. Quizá por su falta de valor jurídico, las propuestas belgas van más allá de las de los ministros. Entran más al fondo al proponer una ecotasa destinada a inversiones en empleo y al defender la creación de una red transeuropea de infraestructuras de comunicación, en línea con la defendida en el Libro Blanco sobre el empleo.

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