_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La sorpresa china

EL NUEVO papel de China en la escena mundial será uno de los rasgos definitorios en el tránsito al siglo XXI. Ya hubo indicios de ello en la reciente cumbre de la cuenca del Pacífico en Seattle, en la que el presidente chino, Jiang Zeming, dejó muy clara la voluntad de su país de desarrollar una política exterior de gran potencia. Estados Unidos no se esperaba semejante determinación. El Departamento de Estado creía, por el contrario, que Jiang Zeming haría concesiones en el problema de los derechos humanos, permitiendo, por ejemplo, que la Cruz Roja visitase a los presos políticos. Nada de eso ocurrió.Parece claro que, ante la asamblea de líderes asiáticos reunida en Seattle, Pekín no quería mostrarse complaciente, sino más bien subrayar que goza de una política propia. El viaje de Jiang Zemin a Cuba, a renglón seguido, confirmó esa actitud, que, además, era vista con buenos ojos por parte de algunos de los vecinos de China, a los que molesta la prepotencia de Washington. La clave del creciente peso mundial de Pekín es, sin duda, su impresionante despegue económico. Su economía creció en términos reales en un 13% en 1992, ritmo que se va a superar este año.

Pero este auge económico está cambiando las relaciones de poder en el plano interior, a pesar de que el partido comunista sigue monopolizando la dirección del Estado. El crecimiento se basa en el desarrollo de un sistema puramente capitalista, mientras que la industria estatal, que es una carga terrible para el presupuesto, opera a un mínimo de su capacidad, en contradicción con todo lo que era la razón de ser hasta hace muy poco del régimen chino. Se ha creado, pues, un divorcio entre el mundo económico y el político, en el que el primero es el que impone su ley.

China extiende sus relaciones comerciales con los países asiáticos, en los cuales, a diferencia de EE UU y Europa, la preocupación por el respeto de los derechos humanos no es gran tema de actualidad. Estados Unidos no puede ni debe prescindir de esta realidad, sin embargo, aunque por ello tampoco deba renunciar a sus legítimas exigencias. En este terreno es sintomático el giro de Washington ante el angustioso problema de los planes nucleares de Corea del Norte: acaba de dejar de lado las amenazas militares y ha ofrecido a Pyongyang conversaciones directas. Es una adaptación a las recomendaciones de China, más partidaria del diálogo que de la amenaza en el caso de Corea del Norte.

Frente a la política oficial, hay en EE UU sectores influyentes que piden una política más dura para obligar a que Pekín respete los derechos humanos en lo relativo a los presos políticos y a la libertad de información, así como hacen campaña para que EE UU anule la cláusula de nación más favorecida, que otorga a China grandes ventajas comerciales. En este sentido no es imposible que Pekín busque una ocasión más discreta que la cumbre de Seattle para hacer las concesiones que en foros más abiertos debía negar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_