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Crítica:CANCIÓN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Anacoreta, artista y artesano

En 1985, Javier Bergia publicó su primer disco; hace pocos meses apareció Caracola, su cuarto .trabajo. Entre ambos, ocho años en la cueva, como suele suceder a algunos artistas de talento -es el caso de Bergia-, anacoretas al margen de modas, tendencias y estilos. Sus canciones no participan de la vorágine del mundo que las inspira, y su carrera camina así por senderos muy poco transitados, prácticamente vírgenes, conocidos únicamente por esos cómplices y adictos que acudieron al Círculo de Bellas Artes para reencontrarse con este artesano de la canción tras su larga ausencia de los escenarios madrileños.A sus 35 años, Bergia podría ser considerado como un cantautor o asimilado. Si hubiera nacido en Estados Unidos andaría junto a James Taylor. Si fuera mujer y canadiense, al lado de ion¡ Mitchell. Quiere esto decir que su música gusta de los ambientes acústicos aparentemente sencillos, aunque los desarrollos armónicos prefieren la sofisticación de las disonancias y de los acordes abiertos. A Mitchell recordó expresamente en Estaba listo, de su disco La leyenda del coyote, un homenaje a la canadiense. A Taylor, tácitamente en canciones como La Gran Vía, madrileña donde las haya y recuperada de su primera época.En su cuarta canción, A contratiempo, Bergia ya había desvelado algunas de las claves de su música al explotar al máximo las posibilidades melódicas que permite un único acorde, ofreciendo un aire monódico que envuelve y engancha. Especialista en canciones-perla de minuto y medio -Adiós, Madrid fue una buena muestra de esta artesanía musical-, sus textos adoptan más la forma del romance que la clásica estructura estrofa-estribillo-estrofa, conformando así unas canciones río que a veces rozan en lo musical estilos cercanos a lo medieval (La leyenda y el cuento), quizá en recuerdo de su época como integrante de Atrium Musicae, y otras rondan la frontera de la ranchera, como Callejón del alivio.

Javier Bergia

Javier Bergia (voz, guitarra), ClaraSerrano (voz), Luis Delgado (percusión, guitarra), Carlos Beceiro (bajo). Trescientas personas. Precio: 600 pesetas. Sala de Columnas del Círculo de Bellas Artes. Madrid, 25 de noviembre.

También es experto en enriquecer lo cotidiano, buscando los recovecos más poéticos del lenguaje popular con una ingenuidad casi infantil, entrañable e inocente. Su imbricación con la música tradicional española, realizada de una manera contemporánea por sutil, le convierte en creador de un nuevo folclor urbano y conforma una personalidad única en el pop español.

Esta suma de rarezas exquisitas convierte a Javier Bergia en plato para aficionados sin prejuicios. Su música inclasificable encaja mal'en un mundo que etiqueta sin atender a mundos propios que no cuadren en el rock, el folk 0 en cualquier otro apellido. Así, el artista continúa en su destierro, acompañado de amigos que no fallan (la voz suave de Clara Serrano, la consecuente -veteranía de Luis Delgado, el buen hacer de Carlos Beceiro), esperando nada, que no es poco. Es el precio de pertenecer a la Triple A de la música popular: anacoreta, artista y artesano.

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