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El Ayuntamiento registró un 13% menos de tráfico que en un día normal

Los avisos sobre el gran atasco que se avecinaba surtieron ayer efecto. El tráfico se redujo en un 13% respecto a una jornada normal, pese a que en la sala de control del tráfico del Ayuntamiento todo estaba preparado para los innumerables atascos que provocarían presumiblemente las cinco manifestaciones convocadas ayer en Madrid. Los madrileños se decidieron a coger el tren, el metro y los autobuses, tal como se había recomendado, y sólo se registró tráfico lento a primera hora de la noche en varios puntos de la M-30 y en la entrada desde la carretera de Colmenar.

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Un apentivo en Sol

La hora punta de la mañana en todas las carreteras de acceso a Madrid discurrió de forma tranquila y terminó antes de lo habitual en un jueves. El cuarto carril que se instala en la carretera de La Coruña, termómetro infalible para los técnicos de la Dirección General de Tráfico, señalaba cifras inequívocas. Si normalmente este dispositivo se mantiene hasta las nueve y cuarto de la mañana, ayer a las ocho y media ya estaba desmontado.Esto indica que algunos ciudadanos residentes en las poblaciones metropolitanas decidieron dejar sus vehículos para desplazarse a primera hora hasta la capital en autobús o tren.

Para entonces, en la sala de pantallas del Ayuntamiento de Madrid estaban listos cientos de kilómetros de fibra óptica, 61 cámaras de televisión y centenares de sensores urbanos. Una docena de técnicos y un gran mapa electrónico de la ciudad aguardaban el reflejo, mediante luces rojas, de largas colas de coches. Sin embargo, las previsiones, como en los mapas meteorológicos, no se cumplieron.

Transporte público

Las líneas de Cercanías de Renfe experimentaron un incremento en el número de viajeros del 8% respecto a lo habitual, confirmó un portavoz de la compañía.

Pese al previsible aumento de la demanda en toda la red de metro y en especial en las estaciones del centro, los responsables de este organismo no consideraron necesario reforzar el servicio. Según explicó un portavoz de Metro, este medio de transporte tiene una considerable capacidad de absorción de viajeros.

El concejal de Circulación, José Antonio García Alarilla, se interesó por lo que parecía iba a ser una jornada muy complicada y visitó el centro de mando a las diez de la mañana. En seguida recibió los primeros informes de los técnicos: "Curiosamente, esta mañana el número de vehículos se ha reducido en un 10% con respecto al jueves de la semana pasada", le dijeron. El edil abandonó la sala con una sonrisa.

Violencia en Gran Vía

Sin embargo, dos horas después, las primeras luces rojas del panel comenzaron a encenderse en torno al Arco del Triunfo. Se iniciaba la manifestación de estudiantes en protesta por el coste de las tasas de matriculación. El técnico responsable de los semáforos dio prioridad a las calles paralelas a la de Princesa para paliar los efectos de la concentración que se disolvería en Gran Vía... con violencia de por medio alrededor de las dos de la tarde.

A primera hora de la tarde, la tensión volvía a la sala de pantallas. La protesta de los funcionarios públicos en la glorieta de Alonso Martínez amenazaba con colapsar la calle de Génova. Pero los concentrados sólo ocuparon la parte peatonal. En esos momentos, los niveles de saturación de las calles seguían disminuyendo: un 12% menos que en días anteriores.

Pero a la seis de la tarde, las alarmas visuales de las calles adyacentes al paseo de Recoletos empezaron a parpadear. Un grupo de manifestantes cortó de improviso el paseo. La Policía Municipal se vió obligada a cortar las vías cercanas a la plaza de Cibeles media hora antes de lo previsto. La gran manifestación de trabajadores convocada para las siete de la tarde se adelantaba. Los responsables muncipales impidieron el tránsito de vehículos procedentes de Plaza de España. Se cerró al tráfico la Puerta del Sol.

Llegó por fin el momento de máxima tensión entre los responsables municipales, y apareció en la sala el concejal de Seguridad, Carlos López-Collado. "Todo controlado" le indicaron. El tráfico era más fluido que en jornadas anteriores. Había un 15% menos de vehículos recorriendo la ciudad. Las alarmas seguían apagadas. "Es increíble. Imagino que la gente no se ha atrevido a coger el coche", decía el edil.

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