_
_
_
_
Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una belleza lenta y antigua

En la provincia china de Sichuán había una buena persona, un "buen alma", y, en torno a ella, una leyenda. Pasó al teatro, naturalmente; transcurrieron los siglos y un día un dramaturgo europeo e innovador, Bertolt Brecht, introdujo esta historia y algo de la forma de contarla en su manera peculiar de hacer un teatro pedagógico, revolucionario, ejemplar.Viene este recuerdo por la presencia en Madrid de la ópera de Sichuán, precisamente, que es un estilo de hacer teatro peculiar; que podemos reconocer en él parte de una inspiración occidental -no sólo de Brecht-, sobre todo en su tratamiento de la nada, de lo invisible -el paseo en una barca que no hay- evocado por los movimientos de los actores (como en Nuestra ciudad, de Thornton Wilder); y, finalmente, que esta compañía tiene una rara perfección en el canto, en la música, en el movimiento lento.

La serpiente blanca

Libreto y dirección artística: Xu Fen. Dirección: Li Zenglin. Adaptación musical: Wang Fenxun. Dirección musical: Cheng Lisheng. Intérpretes: Chen Qiaoru, Xu Xian, Sun Yongbo, Sun Puxie, Zhu Jianguo, Liu Ping, Lioa Xiaoxuan, Li Zenglin, Xiao Haiqing, Pen Lin, Liu Yuchuan, Xiao Haiqing, Yang Kunshan, Peng Lin, Wang Shizhe, Xiao Haiqing, Liu Yuchuan, Long Yi, Zhao Jianjiang, Yao Jian, Liao Zhuhua Gong Chaokun. Orquesta: cinco percusionistas, primer tambor, Chen Lisheng; oboes suona, flautas traveseras kundi y dizi. Coros: Chen Xu y Li Jianying. Compañía número 3 de la Ciudad de Chengdu (Sichuán). Director: Liu Yuchuan. Teatro de Madrid, hasta el 27 de noviembre.

Aun así, es un apócope, una reducción para nuestra brutalidad. La leyenda, que procede probablemente del siglo XIII, tenía una duración de varios días; cuando se redujo, se quedó en sólo dos jornadas; y lo que nos llega es de poco más de dos horas. Lo que vemos en La serpiente blanca no es ni siquiera una evocación de lo que es: vemos (y leemos en la traducción simultánea) la historia de los amores de una inmortal y un hombre, de los que nace un niño; vemos que la transgresión de la inmortal es castigada, cómo ella lucha por defender su amor y su permanencia, y la vida de su amado, y cómo pierde al fin, mientras el niño se salva en manos del personaje femenino-masculino, serpiente o pez, enamorado o esclava, que la acompaña.

Leer para saber

Hay que leer o estudiar para saber más cosas: la seducción de la serpiente, el misterio del color blanco, "atrayente e incomprensible como la vida" (dice el programa), y la "alegoría de la admirable y terrorífica vitalidad femenina y la energía de la pasión", naturalmente reprimible para el budismo, que "enseña que no es mas que una ilusión, que hay que sustraerse a ella para escapar, primero del sufrimiento y luego del engranaje infernal de reencarnaciones y muertes".Temo que lo leo demasiado tarde; y probablemente ustedes también. Pero deben leerlo, no para salvarse, sino para comprender todas las extensiones de este resumen representado; si no, sólo accederán a una pura belleza para los ojos y los oídos, a una actriz extraordinaria que se llama Chen Qiaoru y a una colección de artistas de una mímica y una voz excelentes, así como una orquesta de bella sonoridad, una vez que nos acostumbremos a los tonos agudos.

La seda y la luz y el bordado y el salto, y las manos y la curvatura de las cinturas, se muestran en La serpiente blanca de una manera que a los que no tenemos más que pequeñas experiencias, nos parecen admirables.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_