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Los guineanos desafían a Obiang y dan la espalda a las legislativas por falta de garantías

Las autoridades de Guinea Ecuatorial dispararon ayer sus últimos cartuchos, a través de los medios de comunicación, para pedir a la población que acudiese a los colegios electorales, que se abrieron a prime ra hora a pesar de las denuncias de falta de transparencia de todo el proceso electoral. El miedo a las represalias físicas y económicas no evitó ayer que acudieran a las urnas entre un 30% y un 50% menos de votantes que en el referédum constitucional de 1991. Así lo aseguraron fuentes diplomáticas en Malabo al certificar el éxito del boicoteo de la oposición hasta en los centros urbanos, más susceptibles a las presiones gubernamentales. Se ignoran cúando se conoceran los resultados.

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Sin entusiasmo y en un ambiente cargado no sólo por el bochorno del calor tropical, los ciudadanos que ayer acudieron a votar a las elecciones legislativas no fueron lo suficientemente numerosos como para dar la razón a los triunfalistas pronósticos de participación dados por el presidente Teodoro Obiang.Obiang votó hacia las nueve de la mañana. Tras haber depositado su papeleta volvió a reiterar su convicción de que el boicoteo de la oposición "fracasará". También subrayó su certeza de que el triunfo electoral corresponderá al Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE) creado y dirigido por él. Mientras Obiang hacía estas declaraciones, los medios oficiales subvencionados por la cooperación española, y a los que sólo tiene acceso el PDGE, seguían desgranando loas a "Su Excelencia el Jefe del Estado, Padre Fundador del PDGE y Árbitro y Moderador" del proceso democrático, un proceso que, en los últimos días, ha cosechado unánimes descalificaciones de España, Francia, Estados Unidos y diversas organizaciones internacionales.

Otra de las consignas de la radio y la televisión animaba a los guineanos a votar por el PDGE con frases como: "Aunque vivas mal, debes votar a la antorcha". La antorcha es el símbolo del PDGE.

Democracia a la medida

Ya en la noche del sábado, Obiang volvió a subrayar las virtudes de su proceso de apertura que, en su opinión, tiene la ventaja de la "paz y la tranquilidad" frente a los sangrientos traspiés de otros países más desarrollados como Rusia y Yugoslavia. El presidente guineano -que subió al poder tras un golpe militar en 1979-, también volvió a desarrollar su idea de que países como Guinea Ecuatorial necesitan una democracia a su medida y que no importa que la ONU no haya querido enviar observadores por la falta de garantías porque el pueblo guineano "no necesita que vengan de fuera" a imponerle ideas "ajenas a sus costumbres".Para Obiang, la decisión de diez de los catorce partidos legalizados de no participar en los comicios no responde a su incumplimiento de las sugerencias de la ONU para que reformase la inaplicable ley electoral, elaborase un censo fiable y cesara el hostigamiento, persecución y malos tratos a los opositores. Según dijo el presidente, la verdadera razón de este no a la farsa electoral, el lema de la oposición, se debe al miedo de los demás partidos a no poder ganar al PDGE, "que lleva funcionando cinco años mientras los demás llevan escasamente dos, por lo que no pueden competir con nosotros".

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En efecto, Obiang sólo legalizó a los demás partidos hace dos años, en el marco de un tortuoso proceso salpicado por brutales olas de represión.

Ni en las calles de Malabo ni en las de Bata, la capital continental, se produjeron ayer situaciones anormales. Las fronteras marítimas, terrestres y aéreas habían sido cerradas a medianoche del sábado y estaba previsto que no se volviesen a abrir hasta la medianoche de ayer. Había sido decretado el cierre de los bares así como la venta y consumo de alcohol.

Según los observadores, la presencia de las fuerzas de seguridad fue la habitual en este tipo de situaciones. Dos vehículos de los ninjas, el nuevo y temido cuerpo de seguridad entrenado por la cooperación policial francesa, cumplieron su misión de vigilancia siguiendo el vehículo del embajador norteamericano, John Bennet, durante el recorrido que realizó en la mañana, acompañado de su escolta, por los colegios electorales.

Las amenazas de la ciudad

En la distante isla de Annobón, el boicoteo ya era realidad el sábado, cuando se anunciaron los resultados del censo electoral, según el cual, ayer estaban en condiciones de votar 119.000 habitantes de los 360.000 que integran la población guineana. Según estos datos, sólo 19 de los 200 habitantes de Annobón habían desobedecido las consignas de la oposición de no inscribirse en las listas de votantes.Tampoco sorprendió ayer la ausencia de votantes en los poblados del interior de la isla de Bioko y de la zona continental, donde los guineanos no corren el riesgo de ser despedidos ni deshauciados de sus viviendas por no presentar el recibo de voto. Tales son las principales represalias que amenazan a los habitantes de las ciudades donde las viviendas son generalmente propiedad del Estado y los trabajos corresponden a puestos en la Administración. Sin embargo, representantes diplomáticos que habían presenciado las votaciones de 1991 manifestaron a este diario estar impresionados por haber comprobado que ayer "hubo entre un 30% y hasta un 50% menos de votantes que entonces en las ciudades".

El ministro de Exteriores español, Javier Solana, dijo ayer que la embajada en Malabo había confirmado que "la participación electoral ha sido más baja de lo que esperaba el Gobierno guineano".

En uno de los colegios electorales del interior de Bioko, residentes extranjeros comprobaron que un mismo votante hacía dos veces la cola para dar su voto por duplicado a la misma mesa. Ello coincide con los temores de la oposición de que Obiang "va a intentar por todos los medios inflar las cifras de votantes". "Hemos recibido información de los propios medios militares de que se ha dado la consigna a militares y funcionarios para que voten, junto a sus esposas, en el mayor número posible de mesas", dijo a EL PAÍS Severo Moto, líder del opositor Partido del Progreso.

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