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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Menos diferentes

LOS RESULTADOS del informe Juventud en España 1992, presentado el pasado viernes, permiten conocer con mayor objetividad las características del segmento social que engloba a quienes tienen entre 15 y 29 años de edad, casi diez millones de ciudadanos o, lo que es lo mismo, el 24,75% de la población total. El perfil resultante del informe no es espectacular, pero describe una forma de ser y sentir, peculiar, ni mejor ni peor que la de sus mayores. En todo caso, distinta.La primera impresión es que la juventud encuestada es mucho más tolerante y liberal que las generaciones precedentes. La plena igualdad de sexos, el rechazo de la violencia política y la permisividad en las relaciones sexuales prematrimoniales o en las relaciones homosexuales son aceptados por mujeres y varones en porcentajes que superan el 70% en todos ellos, y en algunos, el 90%, y remiten a un concepto de las relaciones sociales esencialmente respetuoso con los derechos y deberes de una ciudadanía que hace tiempo se descabalgó de los tabúes represivos e intolerantes. Quizá sirva de toque de atención a quienes tienen encomendada la función de legislar y gobernar.

Entre los temas que encuentran mayor rechazo en los encuestados figuran la drogadicción, la violencia física o el fraude fiscal, lo que, de alguna manera, remite también a una moral perfectamente homologable con el resto de los países europeos. Es decir, España -mal que les pese a quienes niegan la evidenciaes cada vez menos diferente. Quizá el radical rechazo al consumo de drogas encaja mal con el auge de su consumo. Una explicación podría ser que dicho incremento se produce en otros segmentos sociales, en los de quienes superan los 30 años. En todo caso, la encuesta indica que la actual población juvenil ha asumido los estragos que la droga puede producir en el individuo. No deja de ser un efecto de acción y reacción: frente al uso y abuso en las décadas anteriores surge una actitud opuesta, complementada con un mayor aprecio por las prácticas deportivas.

En ámbitos más específicamente políticos surge de nuevo una aparente contradicción: si de un lado el fraude fiscal es rechazado por el 55% de los encuestados, lo que parece señalar una cierta conciencia cívica, de otro, manifiestan un evidente desinterés por la política, mayor aún que el del conjunto de la población. De alguna forma, parece existir una notable diferencia entre las prestaciones que puede aportar el llamado Estado de bienestar y la gestión del mismo. Es también un primer síntoma de un talante pragmático que probablemente sea una de las características más distintivas de las actuales generaciones jóvenes respecto de las que les precedieron.

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Que el 92% de los preguntados considere que la familia y la salud es lo más satisfactorio de sus vidas afianza ese pragmatismo; de ahí que acepten más fácilmente la convivencia con mendigos, homosexuales o negros que con enfermos de sida o alcohólicos. Si años atrás el primer síntoma de la tradicional rebeldía. juvenil era el abandono del hogar familiar, ahora ocurre exactamente lo contrario. Naturalmente, dicho aprecio tiene, cuando menos, una doble explicación: abandonarlo resulta costoso, y más en tiempos de recesión económica; convivir con la familia es gratificante, por cuanto el ambiente y el talante de los mayores son, también, más tolerantes. El progresivo deterioro del citado Estado de bienestar, las dificultades para encontrar empleo (España tiene el mayor índice de desempleo de los países de la Unión Europea, por delante de Italia, Grecia e Irlanda) y los cambios de comportamiento y criterios morales resaltan las ventajas del hogar familiar.

En resumen, los jóvenes situados entre los 15 y los 29 años son esencialmente pragmáticos, tolerantes, conservadores en todo aquello que la situación económica actual induce a valorar, permisivos y contradictorios: reales como la vida misma de un final de siglo no menos confuso y contradictorio.

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