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Democristianos y neofascistas italianos se disputan hoy en los comicios locales el control de la derecha

El enfrentamiento entre la Democracia Cristiana (DC) y el neofascista Movimiento Social Italiano (MSI) sigue siendo, según indicaban los últimos sondeos, la clave política de las elecciones locales que hoy se celebran en unos 428 municipios italianos, con la participación de más de 11 millones de electores. La DC corre, en efecto, grave riesgo de no conseguir ningún alcalde, debido a que la derecha del centro y sur del país parece dispuesta a negarle un voto, que tiende a desplazarse al MSI con una función de protesta similar a la que en el norte de Italia recoge la Liga.

Esta tendencia amenaza con sombras de escisión la propia supervivencia del partido que ha controlado los destinos de la Italia de la posguerra, ya que las municipales de hoy son un ensayo general para las elecciones legislativas que deberían celebrarse hacia la próxima primavera. De ahí que el secretario democristiano, Mino Martinazzoli, haya reaccionado con desdén frente al desarrollo de los acontecimientos, hablando de una "democracia del boudoir", o diciendo incluso que "el color de las bragas parece contar hoy más que la inteligencia" en la política.Las dos frases de Martinazzoli eran una alusión poco cortés al realce que está adquiriendo en Nápoles Alessandra Mussolini, la despampanante nieta del duce, que compite por la alcaldía.

Mussolini ha aprovechado la tradición monárquica que ha mantenido a lo largo de los siglos la capital de los Borbones, y el largo contubernio que une a monárquicos y fascistas en Italia, para jugar su baza en una ciudad dominada durante décadas por los pesos pesados de la DC, hoy acusados de corrupción y de asociación a la mafia local, la Camorra. Su buen físico y su populismo espontáneo le han servido para abrirse camino en un medio urbano que siempre fue sensible a esas artes.

Con ellas, la nieta del duce se abre camino frente a Antonio Bassolino, un ex comunista del Partido Democrático de la Izquierda (PDS), que es napolitano de pura cepa y se mantiene como favorito con el argumento de que la Mussolini no conoce a fondo una ciudad destrozada y en quiebra.

Otros medios políticos sostienen que la candidata del MSI sería facilmente manipulable por la Camorra, al tiempo que señalan como poco adecuado que fuera una Mussolini la encargada de recibir al presidente norteamericano, Bill Clinton, cuando venga a Nápoles el próximo mes de julio para presidir la cumbre del Grupo de los Siete países más industrializados. La candidata ha respondido con desparpajo que no hay problema, porque Estados Unidos no sabe una palabra de historia de Europa.

Pero más grave que Nápoles es para Martinazzoli el problema de Roma, donde Gianfranco Fini, el secretario general del MSI, sigue acortando distancias frente a Francesco Rutelli, candidato verde y de toda la izquierda. El fenómeno Fini en la capital es más inquietante, porque hay buenos indicios de que hacia ese candidato se orientan los votos de todo un sector democristiano antes relacionado con el ex presidente del Gobierno, Giulio Andreotti.

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Un diputado de la DC, Publio Fiori, actual subsecretario de Sanidad en el Gobierno, declaró públicamente su preferencia por Fini, y Martinazzoli le suspendió de militancia. Mientras, el líder del PDS, Achille Occhetto, ha invitado al secretario de la DC a que rompa definitivamente con la derecha de su partido y diversos medios de información han indicado que Fini tiene una plan secreto para, si las elecciones le salen bien, disolver el MSI y fundar un gran partido de la derecha.

Todo esto ha sido posible porque las amenazas separatistas del líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, siguen alejando de ese movimiento el voto de protesta del centro y el sur de Italia. Bossi intentó presentar un candidato en Nápoles, pero su único mitin fue ruidosamente boicoteado y su lista no logré presentar el número requerido de firmas.

Desde entonces, los esfuerzos de la Liga Norte, cada vez más ofensivos para las instituciones y la unidad de Italia, se concentraron virulentamente en las alcaldías de Génova y Venecia, que los hombres de Bossi disputan a la izquierda.

El Partido Democrático de la Izquierda (PDS) parte como favorito para la conquista de los seis principales ayuntamientos en juego, que, además de los indicados, incluyen Trieste y Palermo, donde se da por descontada la elección de Leoluca Orlando, el líder de La Rete, quizá en primera vuelta.

[Donatella di Rosa y su marido, el coronel Aldo Michittu, encarcelados en octubre por calumnias tras denunciar un pretendido golpe de Estado en Italia, quedaron ayer en libertad, aunque prosiguen las investigaciones, informa France Pressel.

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