El Gobierno israelí dice que aceptará una policía palestina de 15.000 hombres

El ministro israelí de Policía, Moshe Shahal, aseguró ayer que Israel es favorable al establecimiento de una policía palestina en los territorios ocupados integrada por 15.000 hombres, los cuales serían desplegados en la franja de Gaza y en Jericó (Cisjordania) entre el 13 de diciembre, fecha acordada para la retirada del Ejército israelí, y el 14 de abril. Las declaraciones de Shahal, realizadas a la radio israelí, coinciden con un incremento de la tensión en Gaza entre los soldados y los colonos judíos.

Los soldados israelíes que prohibían la entrada al asentamiento judío de Elei Sinai, en el norte de Gaza, estaban relajados. Eran cuatro y se contoneaban al ritmo de un rock and roll de los modernos. Uno de ellos se acercó a un pequeño coche azul con matrícula israelí y le dio volumen a la radio. Otro se acercó a la alambrada y, sin separar el dedo del gatillo de su fusil, lo único que dijo fue: "Vayánse de aquí".Es una frase que los propios soldados israelíes pueden comenzar a escuchar, y nada menos que de boca de algunos de los 4.000 colonos judíos de Gaza que están comenzando a refunfuñar ante la perspectiva de vivir acuartelados. Cuando las tropas israelíes abandonen sus instalaciones dentro de la franja a partir del próximo 13 de diciembre, van a tener que trasladarse al interior de los 12 asentamientos.

Los colonos no están contentos con ese arreglo. Esas objeciones se suman a la lista de problemas que crece a medida que se aproxima la fecha para el repliegue del Ejército israelí de Gaza y Jericó, pieza clave del proyecto de paz entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Zvi Hendel, el líder de los colonos de Gaza, declaró a la radio israelí: "Hemos pedido que el Ejército se repliegue a áreas vecinas de los asentamientos, pero no creo que sea una buena idea que se instale dentro de los asentamientos".

La comodidad de los colonos no era exactamente el tema que ayer preocupaba más al Gobierno israelí. Hay cuestiones mucho más delicadas. La de mayor urgencia tiene que ver con el explosivo desafío de los colonos a la ejecución del plan de paz. El viernes por la noche, la televisión israelí mostró a un colono enmascarado que anunció la creación de un comité de seguridad de los caminos. Lo que dijo fue un juramento de venganza: "Estaremos en todo lugar donde se ataque a un judío. En el momento en que los árabes vean con quién se están metiendo, es decir con gente que va responderles con la muerte, se van a asustar y así van a parar el terrorismo", advirtió.

La reacción del Gobierno a la ola de ataques perpetrados por colonos (como represalia a 11 muertes de judíos desde la firma del acuerdo de paz el pasado 13 de septiembre) ha sido vigorosa. El primer ministro israelí, Isaac Rabin, aseguró ayer que utilizaría a las fuerzas de seguridad contra los colonos para preservar los principios del acuerdo de paz. "Somos responsables del mantenimiento de la ley y el orden entre los israelíes", declaró a una televisión norteamericana.

Veinte palestinos han muerto en choques con el Ejército en estos dos meses. La más clara manifestación de la inquietud gubernamental ante la ola de ira judía en los territorios ocupados vino con una severa advertencia del jefe del Ejército, Ehud Barak. El mensaje fue claro: las Fuerzas Armadas van a recurrir a la fuerza contra los colonos violentos.

Pero la advertencia no parece impresionar a nadie. Horas después de las palabras del jefe militar, la televisión israelí mostró a un grupo de colonos en plenos preparativos para atacar árabes. Líderes palestinos en Gaza dicen que el recrudecimiento de la violencia es inevitable.