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El chófer del intermediario Egea asegura que él llevaba paquetes con dinero a las oficinas de Alfaro

JOSÉ YOLDI, Tomás García, de 26 años, chófer y botones de Baltasar Egea, el broker que se suicidó el 4 de mayo tras matar presuntamente a su familia, declaró ayer a este periódico que él llevó paquetes con dinero a las oficinas del industrial Benedicto Alfaro, así como letras de cambio, que le eran devueltas una vez firmadas. El chófer confirma así, en líneas generales, la versión ya explicada al juez Miguel Moreiras por la secretaria de Egea, María Jesús Chicharro, respecto al procedimiento empleado por su jefe para prestar dinero a Alfaro.

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La declaración de la secretaria particular de Egea en relación con las cartas remitidas por el broker suicida han sido determinantes en el ánimo del juez Moreiras para encarcelar al empresario. En esa declaración ante el juez, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, Chicharro afirma que "se hacían ingresos en la cuenta denominada de clientes del Banco de Vitoria, de la calle de Génova, 15 [de Madrid]. El número de dicha cuenta era 1657-271, a nombre de Asesores Agrupados [una de las empresas de Egea]. Una vez hechos los ingresos y con arreglo a las masas solicitadas (millones de pesetas), se libraban múltiples talones por importe de 490.000 pesetas cada uno [los talones al portador inferiores a 500.000 pesetas no dejan rastro contable] hasta alcanzar la cifra pedida al banco, de 30 ó 40 millones de pesetas. Dichas cantidades eran trasladadas por el botones Tomás García, que se las entregaba a Egea".Según esa declaración, María Jesús Chicharro guardaba el importe en la caja fuerte, lo que le era requerido coincidiendo con las visitas de Benedicto Alfaro y su hija. La secretaria introducía el dinero en sobres de tela que después se llevaban el empresario y su hija. Preguntada qué cantidad de dinero en metálico preparaba en paquetes de tela cada vez que acudía Alfaro a la oficina de Egea, respondió que no lo recordaba exactamente: oscilaba "entre 100 y 200 millones". Preguntada si ella presenciaba la firma de las letras que confeccionaba, contestó que no.

Tomás García, que no ha declarado todavía ante el juez de Delitos Monetarios, aunque si ha testificado en tres ocasiones en el juzgado de Alcobendas donde se sigue el proceso por el suicidio de Egea, fue localizado ayer por este periódico. El botones y chófer del broker explicó que él era el encargado de bajar desde la oficina con los talones al Banco de Vitoria y cobrar el dinero, que luego entregaba a Egea. García añadió que en muchas- ocasiones había ido a las oficinas del Grupo Alfaro, en la madrileña calle de Alfonso XIII, en el coche de Egea, unas veces con paquetes de dinero, otras con letras de cambio y a veces con ambas cosas. Tras esperar entre media y una hora, dice que le devolvían las letras firmadas y él se las entregaba a su jefe. El nunca vio quién las firmaba.

Despedida en La Moraleja

El conductor de Egea no supo precisar la cuantía ni el número de ocasiones en que lo hizo. "Baltasar Egea me tenía mucha confíanza", asegura. El intermediario conocía a Tomás García desde que éste era muy niño, puesto que era el hijo del portero de la finca donde Egea vivió durante muchos años antes de trasladarse a La Moraleja. "A veces, abría su portafolios y me decía: Mira Tomás, cógete ese dinero y llévaselo a Alfaro. Y yo se lo llevaba a su despacho".

Tomás García dijo que la tarde anterior a la muerte de Egea estuvo en la casa de éste, en la urbanización La Moraleja, de Madrid, tomando una copa. "Tenía mucha confianza conmigo, porque llevaba 11 años trabajando para él y había llevado y traído mucho dinero y talones. Se abrazó a mí, que nunca lo hacía, y se echó a llorar y ya se despidió de mí. Me entregó varias cartas para que las echase al correo, dos para el juez de delitos monetarios y otra para los empleados de Asesores Agrupados. Yo me quedé bastante mal, porque soy débil y cuando llegué a casa, muy nervioso, se lo dije a mi madre: 'Mira, mamá, que al señor Egea le pasa algo porque está muy mal'. Pero ella dijo que me tranquilizara. Esa noche no dormí".

El chófer cuenta que, en la carta dirigida a los empleados, Egea se despedía de cada uno de ellos. "Para mí", agrega Tomás García, "decía: Tomasín, eres un perro viejo, no pienses que me he llevado el dinero a Suiza, porque no es verdad". Esa carta fue entregada a los inspectores de policía que acudieron a la empresa tras la muerte de Egea.

Para este empleado, no hay dudas de que el broker se suicidó, y descarta la hipótesis de que lo hubieran matado, aunque sabe que había recibido amenazas de algunos de sus clientes porque no podía pagarles. "En las cartas quedó muy claro, y además estaba muy mal", asegura. "En las últimas fechas antes de la muerte no iba por la empresa, estaba siempre en casa y no salía. Desde allí me encargaba cosas. Me decía: Cógete el coche y vete a hacer tal cosa o tal otra".

Recurso de reforma

Por otra parte, el abogado de Benedicto Alfaro, Santiago Lago, presentará hoy un recurso de reforma contra el auto de prisión del juez Moreiras, en el que pedirá la nulidad de las actuaciones por presuntas irregularidades procesales. El juez acusa a Alfaro de apropiación indebida de más de 1.000 millones. Lago estudia también un posible recurso de amparo "porque se han violado muchos derechos constitucionales, hasta el punto de encarcelar a una persona sin oírla".

Benedicto Alfaro ha sido trasladado a la zona hospitalaria de la prisión, dadas las dolencias que padece en la espalda.

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