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El 'broker' debía reunirse con Alfaro y varios abogados el día que se suicidó

Baltasar Egea, el intermediario financiero que se suicidó el pasado 4 de mayo, tenía que reunirse con dos abogados que le reclamaban diversas cantidades de dinero ese mismo día, cuando fue encontrado su cadáver en su domicilio, junto con los de su mujer y su hijo.Los letrados se habían dirigido en primer lugar al empresario Benedicto Alfaro, como firmante de las letras de cambio que sus clientes tenían y que les había entregado Egea a cambio del dinero invertido en empresas de este último. Pero Alfaro negó la veracidad de las mismas y convocó una reunión con Egea para exigirle, según dichos abogados, que respondiera de tales pagos.

Los dos abogados citados al despacho de Alfaro eran Tomás Pelayo Ros y Santiago Gastón. El primero de ellos recibió dos llamadas telefónicas de Alfaro a primeras horas del 4 de mayo, una para recordarle la reunión con Egea, y la segunda para pedirle que llevara cierta documentación. Pelayo recibió una tercera llamada de Alfaro, en el que éste le comunicaba la muerte de Egea. Conocidos los hechos, tanto Pelayo como Gastón acudieron al despacho de Alfaro.

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Las letras de cambio supuestamente firmadas por Alfaro, cuyo cobro gestionaban Pelayo y Gastón, correspondían a un cliente cuyo nombre no se puede desvelar "por secreto profesional", según fuentes del despacho de ambos. A raíz de la muerte de Egea, otros perjudicados se han dirigido al mismo despacho de abogados para intentar recuperar su dinero.

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