Arreglados, pero informales
Habrá que empezar a tomarse en serio a quienes aseguran que la genética será capaz de recuperar especies extinguidas en un futuro próximo. De hecho, es muy posible que en música haya obtenido ya algún éxito parcial. Así lo prueba Herbie Mann, un instrumentista antaño notable, pero hundido desde los años sesenta en fusiones farragosas y estériles.Arreglados, pero informales, el flautista y su gente formaban un conjunto de estética candorosa. Entre compañeros tan poco llamativos, Les McCann parecía salido de otra película: su literal cuadratura -a ojo parecía medir lo mismo de alto que de ancho- hubiera quedado que ni pintada en aquellos antros lúgubres y llenos de humo. Su atractiva voz cavernosa y su facilidad para el blues ayudaban a reconstruir mentalmente la escena.
Herbie Mann Reunion Band
Herbie Mann (flautas), Les McCann (piano y voz), Romero Lubambo (guitarras), Chuck Rainey (bajo eléctrico), Ricky Sebastian (batería). Auditorio Nacional. Madrid, 11 de noviembre.
La música fue casi lo de menos. Mann empezó con una versión disimulada del bolero Bésame mucho y siguió con un Moanin', un clásico del pianista Bobby Timmons, tirando a fláccido. A la tercera llegó Memphis underground, una melodía algo cabezona que le reportó, allá por las postrimerías de la década de los sesenta, sus buenos dólares y una celebridad que no disfrutaba un flautista desde los tiempos de Hamelin. No hubo mucho más reseñable. Aires brasileños sin convicción, un afectado dúo entre el líder y el competente guitarrista Lubambo y un par de solos, enternecedoramente cándidos, del batería Ricky Sebastian acercaron un final oportuno.