Los niños no son garbanzos

Soy una mujer trabajadora, que cada día lucho por no morir en el intento. Como digo, trabajo. Además, y aunque parezca mentira, estoy casada y tengo dos hijos. Aquí se plantea el gran problema de todas las de mi especie. Tengo que dejar a mis hijos todos los días para acudir a un trabajo que defiendo con uñas y dientes.Lo primero que pensé al buscar guardería para mis hijos fue en una escuela infantil perteneciente a la red de la Comunidad, que contemplan y respetan toda la legislación vigente al respecto de educación infantil, pero, para mi desgracia, como expongo, yo trabajo, y mi horario no se ajusta al restringido de estas escuelas.

Por todo ello, me vi obligada a recurrir a una guardería privada llamada La cigüeña (sita en San Fernando de Henares). En principio, esta guardería respondía a mis necesidades de horario y aparentemente satisfacía mis requerimientos. Pero, por lo visto, es incompatible el bienestar del niño con la rentabilidad de estos negocios. En cuestión de siete meses han pasado por la clase de mi hijo cinco educadoras distintas, lo que a mi entender no es en absoluto beneficioso para el bienestar físico y psíquico de mi hijo.

Al ir a protestar, me han indicado que es una empresa privada y que pueden hacer lo que les dé la gana.

Supongo que es igual comerciar con niños que con garbanzos. Mientras no exista una red de escuelas públicas que cubran las necesidades reales de la población, habría que intentar supervisar el funcionamiento de estas guarderías que tienen en sus manos el bienestar físico y psíquico de nuestros hijos (como ya indico anteriormente).

Como éste es el único recurso que tengo para expresar mi queja y mi protesta, espero que por lo menos sirva para concienciar a otros padres y podamos mejorar este importante aspecto de la educación de nuestros hijos- María Nieves Álvarez Martínez.