Kohl ganó para Francfort el Instituto Monetario Europeo
I. C. El canciller alemán, Helmut Kohl, ganó ayer la doble batalla que libró con sus socios comunitarios para quedarse con la más importante institución europea de nueva creación, el Instituto Monetario Europeo (IME), y para colocarlo donde considera más conveniente, es decir en Francfort.
Éste es el precio que los demás jefes de Gobierno de los Estados miembros se han visto obligados a pagar a cambio de la renuncia alemana, cuando entre en vigor la tercera fase de la Unión Monetaria, a un marco que desde hace tiempo es la moneda más sólida del Viejo Continente.
La cumbre europea se disponía también anoche a confirmar la elección de los gobernadores de los bancos centrales y designó al belga Alexandre Lamfalussy como primer presidente del IME, aunque su decisión de principio deberá contar con el visto bueno del Parlamento Europeo. Lamfalussy, de 64 años, dirigía hasta ahora el Banco Internacional de Pagos, con sede en Basilea y que actua como banco central de los bancos centrales. Antes estuvo asociado, junto con el español Miguel Boyer, al diseño de la Unión Monetaria.
La mayor ciudad del Estado de Hesse es ya la principal plaza financiera de Alemania y resultará aún más reforzada por la decisión del Consejo Europeo de instalar allí el IME. La coincidencia en Francfort del Bundesbank y del IME, acentuará el peso del banco central alemán sobre la política monetaria de la CE.
El primer ministro británico, John Major, luchó hasta hace poco por conseguir el IME para Londres, principal plaza financiera de la CE, pero todos los demás se negaron a hacer tal regalo a un país que no se ha comprometido a participar en la tercera fase de la Unión Monetaria, que prevé la creación de una moneda única.
Varias delegaciones intentaron, sin embargo, que Kohl renunciase a colocar en Francfort, al IME para evitar dar la impresión de que quedaba bajo la tutela del Bundesbank. En vísperas de la cumbre, el primer ministro holandés, Ruud Lubbers, recalcaba que la creación del IME significaba una extensión de las competencias de la CE pero no del Bundesbank. En reuniones preparatorias de la cumbre, Francia insistió a los alemanes en que se lo llevasen a Wiesbaden o a Bonn, dónde quedarán numerosos despachos vacíos al trasladarse el Gobierno federal a Berlín.
Siempre comprensivo con su amigo Kohl, el jefe del Gobierno español preconizó que se diese libertad a Alemania para instalar el IME dónde se le antojase. Algunas fuentes sospechaban que González pretendía así tener también las manos libres para colocar la Agencia de Medio Ambiente, a la que España aspiré hasta el último minuto, donde considerase mejor. Sevilla y Valencia se habían barajado como alternativas a Madrid. La sede prevista para la Agencia de Evaluación de los Medicamentos era Barcelona.
Embrión del futuro banco central europeo, el IME deberá durante la segunda fase de la unión monetaria, que entra en vigor el 1 de enero, gestionar sus propias reservas de divisas y actuar como agente de algunos bancos centrales nacionales. También estará asociado a la preparación de la tercera y última fase de la Unión Monetaria.
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