Malestar en el Ejército italiano por la decisión de congelar los salarios
El ministro italiano de Defensa, Fabio Fabbri, pidió ayer al Gobierno la suspensión de la congelación de los salarios de los militares prevista, como para el resto de los funcionarios estatales, en la ley de Presupuestos ya redactada para el próximo año. La rectificación del Gobierno responde a una protesta realizada el martes por los grados menores de los tres ejércitos, y trata de evitar que el malestar de estos escalones se sume al de la jefatura militar.Unos 80.000 suboficiales de las fuerzas armadas italianas, aproximadamente el 70% de los mandos, se abstuvieron de acudir a los comedores durante la jornada del martes, en respuesta a un llamamiento de su órgano de representación corporativa, el Cocer.
La protesta iba dirigida contra la congelación salarial prevista en los presupuestos y contra el retraso de otras reformas pendientes, en especial, la que pretende transformar al Cocer en un verdadero órgano de representación sindical con capacidad para negociar salarios y horarios laborales.
Debido a esta circunstancia, la protesta de los escalones bajos mal podría sumarse a la de los mandos militares, dado que uno de los puntos centrales de ésta es, precisamente, la oposición de los jefes a la sindicalización del Ejército. La rapidez con la que el Ejecutivo ha respondido a la demanda de los suboficiales traduce también la preocupación gubernamental ante la importancia del conflicto con el alto mando, que se ha manifestado en toda su extensión con ocasión de la reciente denuncia de un golpe de Estado. El general Goffredo Canino, el primer jefe del Estado Mayor del Ejército italiano que dimitió de su cargo en protesta por el modo como el ministro de Defensa, Fabio Fabbri, resolvió el incidente del golpe, ha revelado que su dimisión responde a un conflicto más antiguo y profundo.
Canino ha explicado que hacía tiempo que venía meditando su dimisión, "en respuesta a dos leyes criminales que están a punto de ser aprobadas por el Parlamento". Las leyes en cuestión son las de objeción de conciencia y la representación sindical de los miembros del Ejército.
Fabbri ha dicho que esta toma de posición poco respetuosa para con las instituciones democráticas confirman la necesidad de que abandonara el mando un militar que ya había protagonizado otras interferencias políticas impropias de su rango.
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